A propósito de la visita de Obama: Sociedad Civil y derechos humanos en Cuba (I)

19 de marzo, 2016
Por: Elier Ramírez Cañedo
La guerra cultural practicada por los distintos gobiernos de los Estados Unidos contra la Revolución Cubana ha tenido también como uno de sus componentes fundamentales la batalla en el terreno del lenguaje y los conceptos. “Democracia”, “derechos humanos”, “libertad” y “sociedad civil”, han formado parte, una y otra de vez, de la retórica hostil de las diversas administraciones norteamericanas contra la Isla, con el propósito de distorsionar la realidad cubana ante los ojos del pueblo estadounidense y del mundo, así como de los propios ciudadanos cubanos.
Por supuesto, no solo la Mayor de la Antillas ha sido víctima de esas campañas, Washington posee una experiencia de más de dos siglos en el uso del discurso político y mediático en la construcción y satanización del “enemigo”. En especial, de ese “enemigo” que ha representado un desafío para los intereses de la clase dominante de ese país. Contra la URSS y los países ex socialistas se practicó la misma estrategia discursiva. Hoy observamos líneas de mensajes similares contra los procesos progresistas de América Latina y el Caribe. En este trabajo abordaremos solo dos de esos conceptos que Washington ha pretendido escamotear a la izquierda revolucionaria y dotarlos de un contenido que en definitiva se vuelva contra ella: sociedad civil y derechos humanos.
Ante tal desafío, nuestra respuesta no puede ser jamás rechazar esos conceptos o tenerles miedo por ser parte de las campañas enemigas. “Uno de los grandes errores del socialismo que desapareció –advirtió Armando Hart- fue renunciar a las palabras. Tenían miedo a las palabras derechos humanos, democracia, libertad, cuando en realidad esos son palabras nuestras, de revolucionarios, y son además, parte de la herencia cultural de la humanidad”.[i]
El debate sobre sociedad civil en Cuba
Desde que fuera utilizada por primera vez en los clásicos del liberalismo del siglo XVII –aunque algunos autores ubican el origen del término en el Medioevo, incluso en la Antigüedad-, la categoría sociedad civil ha tenido las más diversas interpretaciones y usos en el discurso político, desde el más amplio arcoíris de tendencias. Ha estado presente tanto en el pensamiento liberal –clásico y contemporáneo- como marxista, aunque desde concepciones distintas. No obstante, en no pocas ocasiones, las deformaciones del marxismo llevaron a que el manejo del término tributara al propio liberalismo y el positivismo.
En Cuba, el debate sobre el término sociedad civil comenzó a inicios de los 90 en el campo cultural, estimulado por el uso que el gobierno de los Estados Unidos hizo de esta categoría en su estrategia subversiva contra la Isla. Téngase en cuenta que, como destaca Jorge Luis Acanda: “En el discurso político de la derecha internacional, “sociedad civil”, es un término asociado a las políticas neoliberales, a la negación de las funciones económicas y redistributivas del Estado, y a la lucha contra el socialismo. La retórica política del gobierno norteamericano y los círculos más reaccionarios de los Estados Unidos sobre Cuba insistió (e insiste), en la inexistencia de una sociedad civil en nuestro país, debido a la presencia de un Estado totalitario que, supuestamente, impide la existencia de asociaciones libres, y coloca como elemento clave, para la derrota de la Revolución, la creación de una sociedad civil cubana que identifica con la proliferación de organizaciones no solo “no gubernamentales”, sino sobre todo antigubernamentales, que a la larga –siguiendo el ejemplo de Polonia y el Sindicato “Solidaridad” –darían al traste con el socialismo cubano”. [ii] Es decir, el concepto llegó a nuestro país “trayendo una carga semántica no solo reaccionaria, sino contrarrevolucionaria”. [iii]
El derrumbe de las experiencias socialistas en Europa, el apogeo del neoliberalismo en América Latina y la necesidad de transformaciones internas en Cuba, fueron también factores que condicionaron de alguna manera la introducción y auge del concepto desociedad civil en el mundo intelectual y político cubano de los 90.
En 1994, desde las filas de la contrarrevolución vinculadas a la jerarquía de la Iglesia Católica Cubana se publicó un documento titulado “Reconstruir la sociedad civil: un proyecto para Cuba”, bajo la firma de Dagoberto Valdés y Luis Enrique Estrella y el cual había sido discutido y aprobado durante la II Semana Social Católica. Por supuesto, el documento asumía el concepto de sociedad civil propio de la tradición liberal, identificándolo como “el conjunto de asociaciones voluntarias independientes del gobierno y como esfera contrapuesta a la política y el estado”.[iv]
Pero el debate en realidad se iniciaría a partir de la publicación de dos artículos del politólogo Rafael Hernández en la Gaceta de Cuba, de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba, en las entregas de septiembre de 1993 y enero-febrero de 1994.[v] Rafael Hernández incorporaría una nueva mirada al contenido del concepto de sociedad civil, basándose en la interpretación que habían hecho del mismo Carlos Marx y Antonio Gramsci y asumiendo una postura que superaba la clásica y contraproducente posición defensiva. Al respecto señaló: “…algunos compañeros en Cuba se representan a la s.c. como el reino del conservadurismo y las fuerzas regresivas de la sociedad. E incluso se llega a reaccionar a este juego argumentando, por así decirlo, que “el enemigo nos quiere meter aquí la s.c”. Se trata de una pobre defensa ante una operación ideológica que intenta apropiarse de un lenguaje establecido y de ideas de progreso reconocidas –como, digamos, democracia, derechos humanos o pluralismo. Esa reacción ante el uso ideológico de la s.c. padece no solo de inconsistencia intelectual, sino que es ideológicamente ineficaz, puesto que se limita a una posición defensiva”.[vi]
Luego de estos primeros artículos de Rafael Hernández, otros autores publicarían también sus valoraciones sobre el término sociedad civil en revistas culturales como: Temas, Contracorriente, La Gaceta de Cuba, entre otras, así como en la propia prensa cubana.
De inmediato se hizo visible una gran diversidad de opiniones y, en ocasiones, gran confusión con relación al contenido del concepto sociedad civil. Las principales interpretaciones se dividían en tres grupos: 1) Rechazo total por considerar que el concepto partía del lenguaje del enemigo 2) los que reproducían la visión liberal contemporánea del término, entendiendo la sociedad civil como el reino de lo privado y la antítesis del estado 3) los que aceptaban la utilización del término pero lo reducían solamente a las organizaciones políticas y de masas 4) los que reivindicaban el concepto desde las fuentes teóricas del marxismo crítico, en especial, desde los aportes de Antonio Gramsci en los Cuadernos de la Cárcel.
Una resolución aprobada por el V Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba en marzo de 1996, marcó un hito histórico, al ser el primer partido comunista en el poder que reconocía la existencia de la sociedad civil, la cual definía como: “(…) nuestras potentes organizaciones de masas (CTC, CDR, FMC, ANAP, FEU, FEEM e incluso los pioneros), las sociales, que como es sabido agrupan entre otros a los combatientes de la Revolución, a economistas, juristas, periodistas, artistas y escritores, etc; así como otras ONGs que actúan dentro de la legalidad y no pretenden socavar el sistema económico, político y social libremente escogido por nuestro pueblo, a la vez que aun cuando tienen su personalidad propia e incluso su lenguaje específico, junto al Estado revolucionario persiguen el objetivo común de construir el socialismo”.[vii]
Ya para ese entonces, Armando Hart, miembro del Buró Político del PCC y Ministro de Cultura, había publicado varios artículos en la prensa[viii] utilizando esa categoría y expresando la importancia de su desarrollo para el proceso revolucionario cubano.
Después del Pleno del CC PCC se abrió una etapa en “que la posición de rechazo al término sociedad civil, por considerarlo antimarxista y antisocialista, se ha deslegitimado por completo y ya no es mantenida prácticamente por nadie”. El choque de criterios comenzó a darse entonces sobre “el contenido del concepto de sociedad civil y sentido de la reconstrucción de la sociedad civil cubana”.[ix] Por lo tanto, se mantuvieron las últimas tres tendencias señaladas anteriormente en la manera de asumir el concepto sociedad civil.
En el 2002 se publicó la obra Sociedad Civil y Hegemonía, del destacado filósofo cubano Jorge Luis Acanda, a mi entender el más completo estudio realizado en la isla sobre el manejo de estos dos términos en el pensamiento gramsciano.[x] Luego se complementaría con otro libro de gran importancia del propio autor: Traducir a Gramsci.[xi]
Notas
[i] Milena Recio, “Sociedad Civil en los 90: el debate cubano”, Revista Temas, #16, octubre de 1998-junio de 1999.
[ii] Jorge Luis Acanda, Sociedad Civil y Hegemonía, Centro de Investigación cultual y Desarrollo Juan Marinello, 2002, p.318.
[iii] Ibídem, p.319.
[iv] Véase Jorge Luis Acanda, Dinámicas de la sociedad civil en Cuba, Enfoques, Primera Quincena No 3, enero 2008.
[v]Ambos trabajos: “Mirar a Cuba. Notas para una discusión” y “La sociedad civil y sus alrededores” pueden encontrarse en: Rafael Hernández: Mirar a Cuba. Ensayos sobre cultura y sociedad civil, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1999.
[vi] Rafael Hernández, “La sociedad civil y sus alrededores”, en: Ibídem.
[vii]Citado por Elvis R. Rodríguez, Manuel Lester-Handson Roché y Humberto Valdés Gutiérrez en: “La sociedad civil en Cuba: la manipulación del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, Cuba Socialista, julio 2006.
[viii] Entre ellos “Sociedad Civil y organizaciones no gubernamentales”, periódico Granma, La Habana, 23 y 24 de agosto de 1996.
[ix] Jorge Luis Acanda, Sociedad Civil y Hegemonía, Ob.Cit, p.324
[x] Jorge Luis Acanda, Sociedad Civil y Hegemonía, Ob.Cit.
[xi] Jorge Luis Acanda, Traducir a Gramsci, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007.
(Tomado de Cubadebate)