Sr. Presidente, su visita fue muy buena para ambos países. Debemos decir que usted dejó nuestra plaza impresionada, con sus modales, su sinceridad y honestidad, al decir lo que gustó y lo que no gustó. Compartió con el pueblo, lo que impresionó mucho, porque Fidel Castro nos tiene acostumbrados a eso.
Como no podía ser de otra manera, la visita de Obama a Cuba ha disparado las especulaciones y los pronósticos, y algunos quieren ver en ella el fin de la revolución cubana: donde el presidente de Estados Unidos pone el pie, pone la bala, o mejor dicho, la bomba, y la bomba de relojería que más pronto que tarde acabará estallando en la isla es la American Way of Life, o sea, el capitalismo salvaje…
Los reyes de España nos trajeron a los conquistadores y dueños, cuyas huellas quedaron en los hatos circulares de tierra asignados a los buscadores de oro en las arenas de los ríos, una forma abusiva y bochornosa de explotación cuyos vestigios se pueden divisar desde el aire en muchos lugares del país.
Obama, al igual que yo, creció bajo el Bloqueo. El actual presidente de los Estados Unidos de América, tenía apenas 6 meses de nacido cuando la Orden Ejecutiva Presidencial 3447 implantó formalmente el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. Obvio, no fue su responsabilidad. Probablemente no había pronunciado aún su primera palabra. Conocería sobre el “embargo” años más tarde y escaparía de sus manos infantiles cualquier posibilidad de decisión o reacción.