El desprestigio total de un innoble premio

Oct 11, 2025

El sargento Kristian Berg Harpviken, noruego de larga experiencia como horticultor en el conuco familiar y que, gracias a su implicación desde 1989 en Afganistán y a su paso por dos universidades estadounidenses para reforzar su imagen de sociólogo (y tal vez habría que indagar qué captaciones hicieron con él por allá) ha sido puesto desde enero de 2025 al frente del Comité del Premio Nobel. El tal señor ha lanzado, el 10 de octubre de 2025, un mediático disparo de mortero – tengan en cuenta que públicamente esa es su especialidad militar – y lo ha hecho con satisfacción, por coincidencia ideológica con los que hicieron la propuesta aprobada y porque eso le hará ganar apoyos pudientes.



Con un vídeo de apariencia espontánea, pero, evidentemente concebido con meticulosidad y conciliado entre las partes implicadas, hizo saber al mundo y al personajillo de marras, que el citado comité de la distante, muy nórdica y fría Noruega ha decidido darle un premio, supuestamente de mérito de paz, a tal persona dedicada a generar violencia en la República Bolivariana de Venezuela.



Ya se hace claro, con sus propias argumentaciones, desajustadas de la verdad, porqué lo conceden, y porqué ese es tal vez el compartido propósito del comité de "nobles" defensores del capitalismo: sumarse políticamente a la arremetida contra la independencia de Venezuela.



La supuestamente pacifista María Corina Machado ha solicitado en varias ocasiones – y, aunque ahora borre sus propios mensajes, constan declaraciones grabadas – pidiendo la intervención militar extranjera en Venezuela. ¡Qué retorcido modo de ser exponente de paz!



Además, se alió con grupos terroristas venezolanos, a los que ella oronda llamaba "mis comanditos" que han desatado violencia y muerte en algunas ciudades y estados venezolanos. Imagino que todo eso estaba en el expediente de la sayona y encandiló los ojos de los miembros del comité noruego.



Una raya más para el tigre. De la historia de ese premio no debemos sorprendernos. En 1935 consideraron otorgárselo a Benito Mussolini, y en 1939 a Adolfo Hitler, nada más y nada menos que en el año en que aquel arrebatado – por cierto, muy similar a algunos políticos del actual panorama mundial - desató las primeras invasiones hacia el Este europeo, dándose inicio con ellas a la Segunda Guerra Mundial.

En este 2025 tácticamente algo había que postergar. Mi abuelo, que tiene el olfato del temblor imperceptible que viene por debajo de la tierra y los mares, me dice que la prioridad premeditada era provocar un fuerte impacto mediático, en una coyuntura de alto valor estratégico para el capitalismo transnacional.



Por un lado, el primiucho debía servir para eclipsar un poco el genocidio ejecutado durante dos años por el régimen de Israel contra el pueblo de Palestina que sobrevive bajo escombros y con hambre en #Gaza.

Por otro, debía complementar con alta eficiencia, en cuanto a ruido mediático, la operación militar de grandes proporciones que Estados Unidos viene incrementando, con buques de guerra y submarinos nucleares, entre otros medios, frente a las costas de Venezuela, bajo el ridículo pretexto de combatir el narcotráfico.



De momento Trump, a quien Netanyahu propuso para el mismo premio, tendrá que esperar quizás hasta el año próximo para regocijar su egolatría. Marco Rubio parece imponer, en función de sus ácidos viscerales, las agendas y las prioridades en el hemisferio occidental.



En mi tierra, cuando se llega al colmo, también de lo inaudito o despreciable, se dice que se "le puso la tapa al pomo". Y eso fue lo que hizo ese comité noruego, que gusta lucir de frac, pero que ha venido profundizando su desprestigio en los últimos años.



Como dice el amigo José Ernesto Nováez Guerrero, después de ésta, ya casi cualquiera, incluso algún delincuente en activo, agregaría yo, puede ser para los nobles noruegos un paradigma merecedor de su suculento premio.



La espuma calculada comienza a crecer. Se inició la matraca propagandística.



Los del premio de marras ya cumplieron la tarea asignada. Ahora toca a otros frentes del sistema oligopólico capitalista y sus derivados menores, hacer lo suyo: amplificar la algarabía cronometrada.



Los medios de prensa, en realidad me refiero a esos tantos sacrosantos de la hegemonía, encargados de imponer ideas con sesgos ideológicos y mejor si responden a intereses de los poderosos, ya van repitiendo las dictadas líneas de mensajes. Ellos marchan acompañados del aquelarre diabólico que desata el paroxismo de odio en las redes sociales.



Por supuesto, hay otro estamento con cometidos, el de los "políticos". Y no es de sorprenderse que las primeras felicitaciones para la pendenciera venezolana emanen de las huestes neofascistas, entre ellas la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.



El hecho ya está expandiendo su veneno tergiversador por los diversos lares del Reino de este Mundo. Lo Real Absurdo desatado, todo lo contrario a maravilloso, como debió haber argumentado Carpentier.

Si hubiera dignidad entre los del comité otorgador, habrían dado un premio de Paz y auténtica solidaridad humana a los integrantes de la Flotilla Sumud Global que intentó llevar alimentos y medicinas a los sobrevivientes gazatíes. Pero, eso no le aportaría ganancias. Lo justo no cuenta en estas lides premiadoras.



Pretenden ir por lana, pero saldrán trasquilados ellos mismos. No podrán quebrantar la soberanía, la autodeterminación y la independencia de la República Bolivariana de Venezuela. Su defensa está en la verdad y la justicia social que sostienen y en la cohesión de la alianza político-militar-popular. Y su defensa estará acompañada por los pueblos y por la historia.



Si, en su irracional política imperial Estados Unidos decide quebrar la paz en Venezuela, estará atentando contra la condición de Zona De Paz que distingue a la región de América Latina y el Caribe. Si ello ocurriese y es de desear que no ocurra, el innoble premio del que hoy se habla y todos sus sustentadores, llevarán sobre sí el peso de la responsabilidad compartida en el mal.

José Carlos Rodríguez Ruiz, 10 de Octubre de 2025.