Contingente Henry Reeve un candidato justo al Premio Nobel.

Oct 29, 2020

El Contingente ha estado operando en varias regiones del mundo ayudando a combatir epidemias, desastres y desastres naturales y, lo más importante, de manera oportuna.

Desde niña aprendí que la salud es un bien precioso que hay que preservar y cuidar a toda costa.

A lo largo de mi vida, y con responsabilidades políticas en Cabo Verde, mi país, comprendí la importancia de invertir en mejorar las condiciones de salud de estas frágiles islas y en potenciar sus recursos humanos, especialmente en el área de la salud.

Como repetía una y otra vez Amílcar Cabral, el padre de nuestra nacionalidad, la salud debe ser uno de los pilares del desarrollo de nuestro archipiélago, una vez libre de la dominación extranjera. De hecho, él mismo había pasado su adolescencia y juventud en una de las islas del país y se había dado cuenta de la poca o ninguna atención que el gobierno colonial prestaba al pueblo caboverdiano en materia de salud.

De hecho, dado que no existe un hospital digno de ese nombre en Cabo Verde, solo era necesario ver el mal estado de los escasos puestos de salud existentes que atendían a los pacientes y el reducido número de personal médico y de enfermería. El número de defunciones fue elevado, con especial énfasis en las mujeres embarazadas y los recién nacidos.

Así, poco después de la independencia nacional, el gobierno de esa época decidió invertir fuertemente en la salud de la población, mediante la formación de personal médico y la construcción de instalaciones sociales en todas las islas.

Para fortalecer aún más su política de salud, y una vez establecidas las relaciones diplomáticas con la República de Cuba, se inició de inmediato una fructífera y ejemplar cooperación en el área de la salud con ese país, cooperación que, afortunadamente, sigue vigente en la actualidad. Gracias a ella, cientos de médicos cubanos han pasado y pasan por estas islas cada año, y es justo reconocer la dedicación y entrega incondicional de estos profesionales en la atención a las poblaciones. No es raro escuchar elogios por esta cooperación y reconocimiento a los médicos cubanos.

En mi labor diplomática como Embajadora en ese país durante casi ocho años, tuve la oportunidad de convivir de cerca con su pueblo y de ser testigo de cuán verdadero es el sentimiento de solidaridad y humanismo que caracteriza a su pueblo.

Aprendí a apreciar y respetar su nobleza y sencillez y pude ver que el personal de salud con el que estaba privado trataba de conocer bien a su paciente y sabía que el aspecto afectivo era tan importante o más importante que el vendaje. De hecho, es exactamente la forma afectuosa con la que el personal médico cubano trata a los pacientes en mi país, que desde hace mucho tiempo se ha ganado a los caboverdianos y caboverdianas.

Cabo Verde, sin embargo, está lejos de ser el único país que recibe ayuda de los profesionales de la salud cubanos. De hecho, durante más de cincuenta años, este pequeño archipiélago caribeño ha respondido con total dedicación a las solicitudes de más de 150 países de todo el mundo con el único propósito de brindar su ayuda marcada fuertemente por sentimientos de solidaridad y humanismo.

Además de enviar su personal médico a numerosos países, especialmente para los más pobres, en 2005 creó el llamado Contingente Internacional de médicos especializados en situaciones de desastre y epidemias graves “Henry Reeve”.

La misión de este Contingente es brindar ayuda humanitaria médica y sanitaria a las poblaciones de países víctimas de desastres naturales y epidemias y ayudar a su recuperación.

La iniciativa de Cuba de crear este Contingente ha resultado ser la más justa. Una vez más, parece que se han salvado muchas vidas humanas cada vez que se solicita su presencia.

El Contingente ha estado operando en varias regiones del mundo ayudando a combatir epidemias, desastres y desastres naturales y, lo más importante, de manera oportuna.

En nuestro Continente, con la aparición de brotes simultáneos del virus del Ébola en la República de Guinea, Guinea Bissau, Sierra Leona y Liberia (2014-2015), la situación sanitaria empeoró rápidamente, principalmente porque el virus no se conocía realmente. revelan, altamente, mortal.

En colaboración con la Organización Mundial de la Salud, en menos de dos semanas, más de 5.000 médicos y enfermeras cubanos, miembros del Contingente “Henry Reeve”, se ofrecieron como voluntarios para ayudar a combatir la epidemia.

Finalmente, se seleccionaron 256 profesionales de la salud que, a riesgo de su propia vida, participaron en esta cruzada para salvar vidas humanas.

Los días de hoy están marcados en todo el mundo por la pandemia Covid-19. Prácticamente ningún país del planeta ha sido inmune a esta grave enfermedad.

A pesar de que la comunidad científica mundial aún está estudiando el virus y su tratamiento, Cuba, una vez más, no dudó. El Contingente respondió rápidamente al llamado para ir a cuidar a los pacientes de Covid 19 y no hizo ningún esfuerzo por llevar su ayuda humanitaria a los necesitados. En esta cruzada,  quizás el caso más paradigmático, está su presencia en Italia, lamentablemente, conocida por haber sido, después de China donde apareció el virus, uno de los países más afectados por la pandemia.

En mi país, así como en muchos otros, la presencia del personal médico cubano de este Contingente ha sido una esperanza en el combate de esta terrible y mortal enfermedad que, según datos recientes, ya ha alcanzado más de un millón noventa y tres mil muertos y más de 38,5 millones de casos de infección en todo el mundo.

Por el breve testimonio que presento aquí, creo que Cuba y su contingente médico Henry Reeve son un candidato justo al Premio Nobel de la Paz que se entregará el próximo año.

Beach, 16 de octubre de 2020

* Ex Embajador de Cabo Verde en la República de Cuba.

Publicado en el semanario A NAÇÃO, edición 686, de 22 de octubre de 2020