Por Arthur González
La palabra cambio es una constante en el vocabulario de los que odian a la Revolución cubana, pero a la hora de aplicárselo para ellos es como si no existiera en el diccionario.
Así lo acaban de demostrar los funcionarios del estado de Florida al cancelar la firma de dos acuerdos entre la parte cubana y los puertos floridanos de Everglades y Palm Beach, debido a la amenaza, entiéndase chantaje, efectuada por Rick Scott, gobernador del estado, de proponer recortes presupuestarios a las terminales marítimas que se atrevan a establecer negocios con Cuba.