Mucho se ha escrito acerca de los costos para políticos norteamericanos que se asocien, defiendan o apliquen una política que favorezca las relaciones de los EEUU con Cuba. Sin embargo, poco se ha dicho de la “maldición cubana” para aquellos que con más vehemencia defienden la política de aislamiento, sanciones y amenazas que ha practicado los EEUU contra Cuba.