Movilización mundial por el Clima
Por: Agustina Medina
Este 22 de abril en el marco del Día Mundial de la Tierra, se realizó una nueva Movilización Mundial por la Crisis Climática en un contexto de mayor divulgación y conciencia sobre las problemáticas ambientales y de los efectos del cambio climático a los que nos enfrentamos. Así, movimientos ambientales, organizaciones sociales, y activistas de todo el mundo nos movilizamos reclamando acción climática urgente, por un nuevo modelo de desarrollo que esté basado en un modo de producción sustentable y exigiendo justicia social y climática.
Una de las principales problemáticas que marca la agenda ambiental, marcada en la movilización, puede traducirse en la consigna “La deuda es con el sur”. Es innegable la gran desigualdad en cuanto al mayor impacto que sufren las sociedades del sur global, así como en la menor capacidad de generar resiliencia en contraste con la mayor responsabilidad que tienen los países del norte global.
Por ejemplo, en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, Norteamérica y Europa emitieron casi el 40% de CO2 neto durante 1850 a 2019 de acuerdo al último reporte del Panel Intergubernamental de Expertos. Esos países impulsaron por un sistema capitalista y un modo de producción extractivista con una matriz energética a base de extracción y explotación de hidrocarburos.
Son quienes hoy tienen mayor responsabilidad de accionar contra el cambio climático reduciendo drásticamente sus emisiones y quienes más herramientas tienen para mitigar los impactos del cambio climático, teniendo en cuenta que, según el último reporte publicado en abril de 2022 sobre Mitigación del Cambio climático del Panel Intergubernamental de expertos, restan apenas tres años para que las emisiones de gases de efecto invernadero lleguen a un pico máximo y luego deban reducirse drásticamente.
Una de las mayores problemáticas que atravesamos, producto de la crisis climática y del modo de producción vigente, son los incendios forestales. Según un informe de la revista Nature publicado en 2022, con el cambio climático provocando sequías y la tala de bosques por parte de los agricultores, se espera que el número de incendios forestales extremos aumente un 30% en los próximos 28 años.
En Latinoamérica, vemos que en Brasil esto se intensificará, ya que según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), de agosto de 2020 a julio de 2021 el bioma perdió 13.200 kilómetros cuadrados de vegetación. En este contexto, las consecuencias serán el cambio en las precipitaciones, la pérdida de la biodiversidad, la amenaza a la supervivencia de los pueblos y comunidades tradicionales y la intensificación del calentamiento global.
Por otro lado, producto del extractivismo sin regulación, hubo derrames de petróleo en Perú, donde el Ministerio de Relaciones Exteriores demandó a la trasnacional española Repsol por el derrame ocurrido en Ventanilla, provincia del Callao. En Ecuador, el 29 de enero, la Secretaría de Comunicación de la Presidencia informó que se registró una rotura en un oleoducto petrolero en un sector de Piedra Fina, zona de San Luis, provincia de Napo (norte), en la Amazonía.
En Argentina, donde por tercera vez en 2022 perdió vigencia el tratamiento de la Ley de Humedales en el Congreso, se quemaron más de 900 mil hectáreas en Corrientes en lo que va del año, provincia que cuenta con humedales fundamentales para el sostenimiento de los ecosistemas biológicos y amortiguación de inundaciones.
Es necesario movilizarse por un mayor control de los Estados en estas actividades, con participación de la sociedad y no en beneficio de empresas trasnacionales que vacían nuestros territorios a costa del desastre ambiental y pobreza en la región.
En Argentina, mediante una fuerte campaña en redes y con los hashtags “Sin financiamiento no hay transición justa”, “Ley de Humedales 2022”, “Plan Integral para la Transición energética Justa”, “Fomento de la agroecología para la soberanía alimentaria”, se convocó a organizaciones, activistas ambientales y a la sociedad en general a movilizarse en diferentes puntos del territorio. El movimiento ambientalista demostró que tiene la capacidad de convocar a diferentes sectores de la sociedad, siendo heterogéneo, contando con un componente muy importante de juventudes organizadas.
Por otro lado, producto del extractivismo sin regulación, hubo derrames de petróleo en Perú, donde el Ministerio de Relaciones Exteriores demandó a la trasnacional española Repsol por el derrame ocurrido en Ventanilla, provincia del Callao. En Ecuador, el 29 de enero, la Secretaría de Comunicación de la Presidencia informó que se registró una rotura en un oleoducto petrolero en un sector de Piedra Fina, zona de San Luis, provincia de Napo (norte), en la Amazonía.
En Argentina, donde por tercera vez en 2022 perdió vigencia el tratamiento de la Ley de Humedales en el Congreso, se quemaron más de 900 mil hectáreas en Corrientes en lo que va del año, provincia que cuenta con humedales fundamentales para el sostenimiento de los ecosistemas biológicos y amortiguación de inundaciones.
Es necesario movilizarse por un mayor control de los Estados en estas actividades, con participación de la sociedad y no en beneficio de empresas trasnacionales que vacían nuestros territorios a costa del desastre ambiental y pobreza en la región.
En Argentina, mediante una fuerte campaña en redes y con los hashtags “Sin financiamiento no hay transición justa”, “Ley de Humedales 2022”, “Plan Integral para la Transición energética Justa”, “Fomento de la agroecología para la soberanía alimentaria”, se convocó a organizaciones, activistas ambientales y a la sociedad en general a movilizarse en diferentes puntos del territorio. El movimiento ambientalista demostró que tiene la capacidad de convocar a diferentes sectores de la sociedad, siendo heterogéneo, contando con un componente muy importante de juventudes organizadas.