Martí y Sandino: la integración de nuestra América

Hace 120 años, un 19 de mayo de 1895, cayó combatiendo por la Independencia de Cuba, José Martí, y hace 120 años, un 18 de mayo de 1895, nació, para continuar la lucha patriótica y antiimperialista, Augusto C. Sandino.
Ambos, revolucionarios y patriotas, dedicaron la mayor parte de su vida a la lucha por la libertad de su Patria y de la Patria Grande, “Nuestra América” como diría Martí y la “América Indo-hispana”, como diría Sandino, sobre la que propuso, el 20 de marzo de 1929, la creación de la Nacionalidad Latinoamericana en el “Plan para la realización del Supremo sueño de Bolívar”, idea de unidad iniciada por Bolívar en el Congreso de Panamá de 1826.
Advertía Martí de los peligros imperialistas, en la Carta del 18 de mayo de 1895, que le dirige a su amigo Manuel Mercado, “que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
Decía Martí en “Nuestra América: “los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.”
A partir de 1898 Cuba y Puerto Rico caen en las garras del imperialismo yanqui, y a partir de ahí se extienden “sobre nuestras tierras de América”, iniciando por el Caribe, por “las Antillas”, y al mismo tiempo por Centroamérica; tomándose Panamá en 1903 y luego Nicaragua en 1910.
Sandino enfrentó desde Nicaragua al “gigante de las siete leguas”, asumiendo la lucha por la liberación social y nacional de Nicaragua y de toda América: “El vínculo de nacionalidad me da derecho a asumir la responsabilidad de mis actos en las cuestiones de Nicaragua y, por ende, de la América Central y de todo el Continente de nuestra habla, sin importarme que los pesimistas y los cobardes me den el título que a su calidad de eunucos más les acomode.”
Las urgencias de la unificación fueron planteadas por Sandino en el Plan de 1929: “Pero nunca como hoy se había hecho tan imperativa y necesaria esa unificación unánimemente anhelada por el pueblo latinoamericano, ni se habían presentado las urgencias, tanto como las facilidades que actualmente existen para tan alto fin históricamente prescrito, como obra máxima a realizar por los ciudadanos de la América Latina”.
Dicha unificación avanza hoy a partir de los procesos de cambios inaugurados precisamente por la Revolución Cubana, Sandinista y Bolivariana, y los procesos de unidad e integración en marcha como el ALBA y la Celac.
Tomado de El Nuevo Diario