Vijay Prahsad: “Cuba nos enseña que gastar dinero en sanidad y educación es mejor que gastarlo en la guerra”

Sep 20, 2024

Vijay Prahsad: “Cuba nos enseña que gastar dinero en sanidad y educación es mejor que gastarlo en la guerra”

El historiador, editor y periodista indio Vijay Prahsad escribe en colaboración con Noam Chomsky el libro Sobre Cuba, un intento de recordar a las generaciones más jóvenes las conquistas del proceso revolucionario cubano, que comenzó hace 70 años.

El nuevo libro de Noam Chomsky y Vijay Prashad arranca con una visita a Silvio Rodríguez para entregarle el anterior. “Fui a darle el libro que habíamos hecho Chomsky y yo, La retirada, que había salido en español con Capitán Swing”, comenta Vijay. “Me dijo que era un gran admirador de Chomsky y me dio un libro voluminoso en el que había reunido materiales y escritos sobre la música cubana. Cuando le di ese libro a Noam, se puso muy contento”.

Empezaron entonces a hablar de Cuba y “la sugerencia de hacer el libro surgió espontáneamente a partir de esa conversación”. Grabaron entonces varias horas de diálogo, a partir del cual elaboraron un par de manuscritos, y surgió Sobre Cuba: 70 años de Revolución y lucha, que ahora publica también Capitán Swing con traducción de Lidia Pelayo Alonso, prólogo del presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, e introducción de Manolo de los Santos, director ejecutivo de The People’s Forum e investigador del Instituto Tricontinental de Investigación Social, que dirige el propio Vijay.

"Sobre Cuba" ofrece un análisis ágil pero profundo sobre la historia política de la Cuba revolucionaria desde la década de 1950. En su forma, el libro es fiel a la conversación íntima entre estos dos intelectuales. En ella se explora tanto el impacto de la Revolución Cubana internacionalmente como el del bloqueo estadounidense sobre la isla. Chomsky y Prashad destacan así, frente a los desafíos económicos impuestos por el Goliath del norte, la relevancia de los esfuerzos de Cuba para avanzar en las reformas socialistas y en su solidaridad internacionalista por medio de una historia de misiones médicas y militares en el Sur Global. El libro ofrece un debate equilibrado y comprometido sobre la complejidad de un panorama político y económico, arrojando lecciones significativas para todo proyecto socialista. De todo ello, y con motivo de su publicación en español, hablamos con Vijay.

El subtítulo del libro subraya los 70 años del proceso revolucionario, en lugar de centrarse en los 65 transcurridos desde su triunfo. ¿Por qué queríais destacar esto?

—El proceso revolucionario se remonta mucho tiempo atrás, incluso antes del Asalto al Moncada el 26 de julio de 1953. Con los 70 años queríamos indicar al menos la situación en Cuba desde esa fecha. Las revoluciones son un proceso, no un acontecimiento. El proceso no tiene un punto de partida fijo. Podemos señalar la Moncada, como dije, pero también al momento en el que el Granma tocó tierra en Cuba el 2 de diciembre de 1956.

A lo largo del libro exponéis toda una serie de argumentos contra el bloqueo de Estados Unidos a Cuba. ¿Cuáles han sido sus consecuencias más significativas? ¿Qué podría y debería hacerse al respecto en un futuro próximo?

—El bloqueo, que dura desde hace ya más de seis décadas, es ilegal y cruel. Impide a una pequeña nación insular realizar libremente actividades comerciales básicas con otros países. Las sanciones a terceros impiden que empresas que no operan en Estados Unidos envíen y reciban fácilmente mercancías hacia y desde Cuba. Las compañías navieras no atracan en aguas cubanas y se niega el acceso a Cuba a productos básicos. Se trata de una situación muy dura que no debe ser acatada como normal. Cada año, la mayoría del mundo vota para poner fin a este bloqueo y debe ponerse fin ya.

Con el fallecimiento de Fidel Castro y el cambio de época, ¿a qué retos y oportunidades se enfrenta Cuba para su futuro?

—Fidel Castro era realmente un hombre extraordinario. Me reuní con él varias veces y me bañé en su optimismo e inteligencia. Durante su liderazgo, preparó al país para estos retos. Sobre todo por medio de su Batalla de Ideas. Los actuales dirigentes de Cuba son herederos de su ejemplo. Por supuesto, es difícil seguir los pasos de alguien como Fidel. Pero Fidel no es solo una persona. Es todos los cubanos. Y también nosotros.

Mientras Estados Unidos continúa con su injerencia geopolítica en América Latina, ¿cómo ves el papel de Cuba en la región? ¿Puede mantener sus ideales revolucionarios frente a la creciente presión para imponer modelos neoliberales y servir a otros proyectos antiimperialistas asediados (Venezuela, por ejemplo) para resistir las políticas de cambio de régimen?

—La situación en toda América Latina es complicada. La base social del radicalismo se ha visto socavada por la precariedad laboral, la inflación y la falta de un proyecto político de izquierdas vibrante. El ascenso de una extrema derecha de tipo especial, desde Milei a Bolsonaro, ha hecho temblar la posibilidad de un futuro socialista o incluso progresista. Cuba vive en ese contexto. Tiene que negociar ese equilibrio de fuerzas. El ataque a Venezuela y otros países del ALBA-TCP amenaza seriamente a la Revolución Cubana. Cuba puede hacer su parte, pero no puede hacerlo todo. Es importante que fortalezcamos la solidaridad con Cuba en todo el mundo y construyamos las bases de la soberanía en América Latina frente al imperialismo estadounidense.

Los principales medios de comunicación suelen presentar a Cuba de forma unidimensional. ¿Cómo tergiversan la realidad política de Cuba?

—Estados Unidos está furioso porque Cuba es “desobediente”, porque su ejemplo sería “contagioso” en todo el mundo. Y eso es cierto. Cuba es desobediente. Quiere establecer su soberanía y ese ejemplo es contagioso. Es cierto. Para impedirlo, EE UU argumenta que Cuba es un país totalitario, lo cual le resulta conveniente. Así no tiene que enfrentarse a los hechos. Los medios corporativos lo repiten. Son taquígrafos del gobierno de Estados Unidos. Para ellos no importan los hechos ni el contexto. Y si no hay contexto, no hay nada. Es una vergüenza para el conocimiento humano.

¿Cómo valoras el impacto internacional de la Revolución Cubana en el contexto actual, especialmente en el Sur Global, donde la solidaridad cubana ha sido históricamente tan activa?

—Ya hay varias generaciones de las que vivieron 1959 y su impacto que se nos han ido. El inmenso logro de la Revolución Cubana no es tan claro para los más jóvenes. Esperemos que un libro como Sobre Cuba ayude a la gente a comprender tanto el gran avance que supuso para el pueblo cubano expulsar a Estados Unidos y establecer su soberanía, como la importancia de esa lucha por mantener la Revolución. Nuestro deseo es que este libro revitalice de alguna manera la significación de ese espíritu de solidaridad.

La Revolución Cubana siempre ha sido alabada por su internacionalismo, y recientemente se ha podido ver durante la crisis del covid-19. ¿Cómo ves el papel del internacionalismo cubano en el fomento de la solidaridad mundial?

—Estados Unidos dice que Cuba es un Estado patrocinador del terrorismo. En realidad es un Estado patrocinador de la salud. Eso está claro para todo el mundo. Cuba fue el único país que intervino militarmente en África para impulsar la liberación nacional y luego no buscó nada a cambio. Así se expresó, casi textualmente, el propio Nelson Mandela. Así es como el mundo ve a Cuba. Estados Unidos está desubicado y tiene que poner fin al bloqueo.

Describís a Cuba como un modelo socialista para el resto del mundo, y muy especialmente para el Sur Global. ¿Cuáles son las principales lecciones que otras naciones pueden aprender de la experiencia cubana con el socialismo? ¿Cuáles son las perspectivas de su desarrollo? ¿Qué ideas puede ofrecer en la actualidad, en particular para resistir la peligrosa letalidad de un imperio en declive (como estamos presenciando en Palestina)?

—La mejor manera de entender a Cuba es compararla con Haití, que tuvo una historia atormentada y una contrarrevolución en 1957. Si Cuba hubiera seguido el camino de Haití, la situación del pueblo cubano sería infinitamente peor que la de su isla vecina. Cuba mantiene su dignidad y lucha por su soberanía, mientras Haití lucha por sobrevivir. Ese es el logro. Cuba nos enseña que gastar dinero en sanidad y educación es mejor que gastarlo en la guerra. Estados Unidos gasta 1,53 billones de dólares en su maquinaria bélica. Ojalá ese dinero se gastara en infraestructuras, en educación, en sanidad, en trabajadores sociales. Pero no. Una economía de guerra es mucho más fea que una economía de paz.

 

(PA - Cubadebate)