#Cuba: ¿Raúl Castro quiere quedarse en el poder?

Ene 03, 2018

Por Agustín Palermo (*)

Luego de que el gobierno cubano aplazara las elecciones para abril de 2018 (inicialmente programadas para febrero), no faltaron los alaridos de los enemigos de Cuba quienes afirmaron que Raúl no quiere soltar el poder; o sea, volvieron a repetir el único discurso que saben, desde hace casi seis décadas: la familia Castro quiere eternizarse en el poder. Primero dijeron eso de Fidel, ahora lo repiten con Raúl y en los últimos meses profetizaban que tal vez asumiría el poder Alejandro Castro o Mariela Castro, hijos del actual presidente. Esas ocurrencias sólo pueden verse en los medios de comunicación estercoleros de Miami, cuyos “analistas estrellas” son el servil adivino Andrés Oppenheimer y el astrólogo y agente de la CIA Carlos Alberto Montaner, que siempre alimentan las falsas ilusiones de ese circo miamense.

Esa gentuza no tiene ni la menor idea de cuánto quisiera el pueblo cubano que Fidel y Raúl fueran eternos y estuvieran siempre en el poder; el dolor, la tristeza y las lágrimas expresadas por la partida física del Comandante hace más de un año (¡y no sólo en Cuba!), es una pequeña expresión del amor de todo un pueblo hacia un hombre, un padre, un luchador, un invencible, un maestro, un amigo, un patriarca, un hermano, un revolucionario por la monumental obra que realizó con ellos: la revolución.

Para el pueblo cubano y los revolucionarios del mundo el binomio “Castro y poder” es sinónimo de “pueblo y poder”. Con Fidel o Raúl en el poder se ha tenido siempre la certeza de que es el pueblo el que gobierna. Con el triunfo de la revolución cubana el 01 de enero de 1959 se acabó para siempre ese jueguito de “la” democracia, esa democracia liberal diseñada al gusto del imperialismo, que pone y quita presidentes dependiendo de sus intereses. Aquel antro de deshumanización, analfabetismo, injusticia y explotación en el que había sumido Fulgencio Batista a la Isla, fue transformado en una sociedad justa, humana, libre y soberana por la revolución encabezada por los barbudos. Con toda precisión Calos Puebla dice: “Se acabó la diversión/llegó el Comandante/y mandó a parar”. Fidel, pedagogo de su pueblo, en una ocasión para que el pueblo entendiera mejor la diferencia entre el capitalismo y el socialismo, dijo que el primero podía ser comparado con un burdel y el segundo con un jardín de infantes.

Cuba es un país libre, independiente y revolucionario, y no tiene que rendirle cuentas a nadie. Cuba no es una república bananera, por eso hace y decide sus asuntos internos con completa soberanía. Aunque el gobierno ha informado al pueblo por qué ha aplazado las elecciones para el mes de abril (las razones ofrecidas colocan los desastres ocasionados por el paso del huracán Irma el pasado septiembre como causa fundamental), los enemigos de la revolución pegaron sus alaridos, pero eso ni al pueblo ni al gobierno cubano les importa. La dirección de la revolución trabaja para satisfacer y atender las necesidades de su pueblo, y no se orienta ni realiza su programa político pensando en las palpitaciones y sentimientos de los derrotados. (Pensando Américas)

(*) Colaborador de Pensando Américas