El imperio que invadió tantos países e inició guerras para rapiñar su petróleo y recursos naturales, sus posiciones estratégicas y/o liquidar a gobiernos populares, socialistas o simplemente molestos por su nacionalismo, sigue posando de «democrático».En el colmo del caradurismo, levanta su dedo acusador contra países que serían terroristas y merecen ser sancionados por EEUU y la comunidad internacional. Ha puesto otra vez a Cuba dentro de la lista de países amigables con el terrorismo de donde había sido excluida en un breve período, al final de la presidencia de Barack Obama.