La nueva Constitución abre un camino para hacer realidad, mediante lucha organizada, los derechos sociales.
Para el histórico fundador de la revista Punto Final, la brutal represión contra el pueblo en Ecuador demuestra que no basta con una Constitución para cambiar la relación de fuerzas al interior del Estado: «Una Constitución es solo papel y tinta si no existen las fuerzas sociales y políticas que la hagan realidad».