Por Dianet Doimeadios Guerrero
Cuenta en sus memorias un sobreviviente de la catástrofe que “el terremoto de Áncash costó un Perú para su pueblo”. A voz de comarca, por aquellas tierras, todo lo que valga un Perú tiene un precio muy alto. Y así fue. Setenta mil víctimas, un sinfín de heridos y desaparecidos, decenas de comunidades arrasadas dejó el sismo que, a las 15 horas del 31 de mayo de 1970, trastocó a los peruanos.