Por José A. Delgado
Todo es distinto. Las caricias clandestinas en el pelo y el poderse recostar de su hombro cuando esquivaban la mirada del guardia penal o cuando este se hacía la vista larga.
Pero, en 107 días, a más tardar, todo será apenas un recuerdo.
Después de más 150 visitas a la cárcel de Terre Haute en los últimos 18 años, llegó la hora de planificar el futuro.