Y dicen las mariposas
Enero y su soplo martiano siempre me hace regresar al patio escolar. Revivo la emoción del verso infantil que imagina la playa decimonónica, los trajes de los ricos y los vestidos de los pobres, y hasta la manera en que el aya de una francesa puede quitarse sus espejuelos, tras escuchar la historia de una niña enferma que llora en un cuarto oscuro.
Más allá de la escena figurada, me quedo con la ternura con la que se aprenden las estrofas de un poema hermoso, cuya idea fundamental, mostrar la bondad de una hija de padres ricos ante la pobreza ajena, se convierte en una de las primeras enseñanzas para la infancia de Nuestra América.
Luego, corresponde encarnar a una Mora de Trípoli que arroja su perla al mar y su clamor por tenerla de vuelta, como si se pudiera lanzar algo valioso y luego recuperarlo, así sin más. Después llega otro grupo que ilustra que no importan cientos de muñecas rubias y bellas, si se tiene una negra amada como Leonor, aunque viejita y fea.
El sable de Bebé suele ser de cartón pero no importa, es solo para recordar el cariño del niño magnífico de 5 años que pone el regalo de cierto pomposo debajo de la almohada de su pobre primo Raúl.
Meñique (por lo general el más bajito de la clase), por su parte, demuestra que todos los pícaros son tontos, los buenos son los que ganan a la larga. Y si alguien quiere otra lección mejor que lo vaya a contar a Roma.
Y qué le pasa a Masicas por avara, lo perdió todo, todo, dicen los del Camarón Encantado porque no se puede querer todo a la vez, ni reinar en el cielo, ni ser dueña del mundo.
Nené llega con un libro como de 100 años roto, traviesa, desobediente, pero con un cariño infinito hacia su padre. Otros niños de la escuela se ponen en función de un juego nuevo y otros viejos, y así hasta mostrar varios pasajes de esa obra inacabable que es La Edad de Oro.
Hoy se hablará más de José Martí en toda Cuba, su verso o prosa será el referente de quienes siguen inspirándose en su ejemplo. No puede ser de otra manera el homenaje a un hombre de naturaleza sin par. Sus ideas iluminan todavía hoy el alma de la Patria.