Por Hildebrando Pérez Grande (*)

El reciente "Memorando Presidencial de Seguridad Nacional...", leído por Donald Trump, en Miami (dónde más podría ser?), ante una turba variopinta de impresentables exiliados cubanos, es, en verdad, una muestra patética de alguien que con sus palabras y gestos se ha ganado -hay que reconocerlo- un lugar privilegiado en la historia universal de la infamia, como diría Borges.

Su discurso, con aroma de la guerra fría de hace medio siglo,  no es más un remanente perdido en el tiempo.  Tratar de justificar y continuar con el criminal bloqueo norteamericano, entorpecer el turismo que cada día crece más,  y peor aún: acusar a Cuba, con un cinismo descarado, de faltar a los acuerdos internacionales sobre los derechos humanos, ya es un despropósito que tan sólo apunta hacia una nueva agresión a Cuba.

Que sepa la Administración Norteamericana actual: Cuba no está sola. El Pueblo y Gobierno de Cuba cuentan con la solidaridad indesmayable de todos nuestros pueblos. La heroica patria de Martí y Fidel permanece en vigilia permanente para defender su soberanía. Nosotros también. (Pensando Américas)

(*) Poeta peruano y coordinador de la Red en Defensa de la Humanidad (REDH)