Rogelio Polanco: “Cese de agresión mediática es exigencia en relación con EEUU”
1 de marzo, 2016
Por Karla Ron
El embajador de Cuba informó que, junto al levantamiento del bloqueo y la eliminación de la Base Naval de la Bahía de Guantánamo, Cuba exigió la suspensión de las transmisiones ilegales de radio y TV a la isla. Recalcó la importancia de prepararse y combatir en la guerra no convencional.
La guerra mediática ha sido una de las herramientas utilizadas desde hace 57 años por Estados Unidos para agredir el proceso revolucionario en Cuba.
El embajador de Cuba en Venezuela, Rogelio Polanco, así lo afirma y lo sabe por experiencia pues fue director del diario cubano Juventud Rebelde durante 12 años.
Explicó que el imperio norteamericano, a través de los medios de comunicación tradicionales y actualmente con las redes sociales, ha buscado influir en la cultura e ideología de la población cubana para generar desestabilización.
Ante esta situación, dijo que su gobierno ha creado medios para transmitir su manera de ver el mundo y la realidad.
Indicó que la guerra mediática, como la que vive actualmente Venezuela, hay que contrarrestarla con los medios que tienen la Revolución y el pueblo.
Detalló que entre las exigencias para la normalización de las relaciones con EE.UU. se encuentra el cese de las transmisiones ilegales de radio y televisión que todavía padece su país.
—Al llegar la Revolución Cubana al gobierno, ¿cómo hicieron para formar los medios de comunicación?
En el año 59, cuando triunfó la Revolución, se empezó a desmantelar todo el viejo aparato estatal burgués. Se conforma una nueva fuerza armada revolucionaria y se tomaron medidas en beneficio del pueblo; a partir de allí vino la gran confrontación con Estados Unidos (EE.UU.), que quiso desde el principio derrocar la Revolución. En aquel momento no existían medios de prensa de la Revolución. Existía solamente Radio Rebelde, que se había conformado en la Sierra Maestra, y también se creó un periódico: El Cubano Libre, pero tenían difusión muy limitada. Cuando triunfa la Revolución, los medios comenzaron a atacar el proceso revolucionario. Los trabajadores hicieron su labor para desmentir lo que los consejos editoriales de los medios, que eran privados todos, hacían en contra de la Revolución. Surgió la coletilla, cuando salía una noticia mintiendo contra la Revolución, los sindicatos de trabajadores dentro de los medios tenían el derecho de exponer su postura sobre lo que sucedía. La confrontación llegó a tal límite que muchos de los dueños de los medios se fueron del país. La Revolución tuvo que transformar, fusionar otros y crear nuevos. No fue fácil porque no quedó el conocimiento de cómo hacerlo y hubo que formar rápidamente comunicadores, corresponsales populares y colaboradores, a partir de personas que no habían estudiado periodismo. Al principio fue difícil la labor de información de los medios. La confrontación fue muy fuerte porque desde EE.UU. comenzaron a realizarse transmisiones ilegales de radio. Todavía hoy existen varias decenas de emisoras de radio que transmiten ilegalmente hacia Cuba; calculamos más de 2 mil horas semanales de transmisiones de radio desde EE.UU. hacia Cuba, muchas de ellas financiadas por el Gobierno norteamericano. En los años 60 se llamaba a la insurrección y a apoyar a las bandas contrarrevolucionarias. En un momento hubo más de 300 bandas terroristas actuando en varios puntos del territorio nacional, a quienes por radio se les alentaba a hacer acciones de terror contra el Gobierno. El uso de los medios de comunicación contra la Revolución fue muy intenso. Hoy todavía transmite desde EE.UU. una televisora que se llama TeleMartí, que nunca se vio en Cuba. Es una televisora que sigue siendo financiada por el gobierno estadounidense, y no se ve porque nosotros por derecho soberano la bloqueamos, pues cumpliendo con regulaciones internacionales un país no puede transmitir hacia otro violando el espectro radioeléctrico.
En el ámbito mediático hemos tenido una agresión permanente, hoy todavía seguimos siendo objeto de ella. Incluso ese tema se convierte en uno de los principios que hemos enarbolado para la normalización de las relaciones con EE.UU. Hemos solicitado el levantamiento del bloqueo, la devolución de la Base Naval de Guantánamo –ilegalmente ocupada por EE.UU.– el cese de las transmisiones ilegales de radio y televisión contra Cuba y de los programas subversivos, y a su vez la compensación por los daños humanos y económicos causados a Cuba. En la época actual se ha complicado mucho más la cuestión mediática. Con la incursión de las redes sociales y la web 2.0 se han creado plataformas mediáticas desde EE.UU. y terceros países para influir en la sociedad cubana. Se hizo un Twitter solo para Cuba, además se creó una plataforma para enviar mensajes de texto a Cuba desde EE.UU. y se manipuló la base de datos telefónica de Cuba para inundar con mensajes de texto directamente a los usuarios; después se descubrió que eso fue una operación montada en EE.UU., con financiamiento del Gobierno para influir y provocar lo que en otros países han intentado con las redes sociales como los disturbios, convocar a las personas a manifestaciones contra el Gobierno.
—¿Qué uso le está dando el Estado a las redes sociales para combatir la influencia ideológica y cultural?
Hemos desarrollado una red cubana con contenidos propios, con buscadores propios, se llama EcuRed. Busca poner contenidos con nuestras propias maneras de ver las cosas del mundo, nuestro mensaje, nuestra intencionalidad (…) Hay que hacer un esfuerzo adicional de nuestros procesos revolucionarios, de los gobiernos populares y de transformación para mostrar nuestra manera de ver el mundo. Eso no es fácil porque internet está dominado por las potencias occidentales. (…) Hay que cambiar la manera en la que se dirige internet porque sigue siendo dominada por los países occidentales y las transnacionales. Estamos convocando cada vez más al acceso social a estos medios, a crear cuentas en las redes existentes con el objetivo de que el mensaje nuestro llegue (…) Creamos unauniversidad de ciencias informáticas y una red nacional de centros llamados Joven Club para el acceso a las tecnologías.
—¿Qué cree que tiene más peso para la gente, las guerras no convencionales o las convencionales?
Se llega a la guerra convencional cuando estos mecanismos fracasan. Por eso hay que derrotarlos en este ámbito, porque si no los derrotamos ahí ellos van a intentar lograr sus objetivos por otras vías. La guerra abierta y total implica mayores recursos humanos, financieros, riesgos de muerte de efectivos de sus países, a su vez el mundo hoy está más proclive a rechazar ese tipo de acciones en los ámbitos internacionales. En la Cumbre de la Celac en La Habana, se aprobó la proclama de América Latina como zona de paz. Hay un proceso por la paz en Colombia. Cualquier acción de guerra contra un país de América Latina va a recibir un rechazo de la región y a nivel mundial, por eso el objetivo del imperialismo es socavar a los gobiernos revolucionarios, progresistas, populares, por otras vías y hacerlos ver como culpables de esa propia implosión, o buscar los métodos electorales, creando matrices de descontento, lo mismo que hemos vivido ahora en Venezuela, por la vía económica (…) Por muchos años no han cesado las acciones de guerra contra Cuba, guerra bacteriológica, mediática y económica, el bloqueo sigue en pie. Ahora aunque se habla de algunas medidas del gobierno de Obama, en relación con el bloqueo, en la práctica este es una ley del Congreso, que tiene que aprobar su levantamiento, y por tanto hoy seguimos sufriendo muchas de las acciones de esa guerra económica, comercial y financiera. Ello ha tenido un impacto muy fuerte en la economía de Cuba, sin embargo, ahora, después del restablecimiento de relaciones diplomáticas, ha habido decisiones positivas que pudieran facilitar que algunas de esas restricciones puedan levantarse; aun así, Obama no ha usado en toda su capacidad (…). Él puede determinar que se use el dólar. Eso ayudaría porque evitaría el temor de los bancos a relacionarse con Cuba. No obstante, EE.UU. sigue tratando de lograr concesiones de Cuba y que las acciones que tome socaven el orden económico, social y político dentro de nuestro país.
— ¿Cómo es el sistema económico actual en Cuba?
Estamos en un proceso de actualización del modelo económico cubano. En el último congreso del Partido Comunista se establecieron varios lineamientos de la política económica y social, y estamos en su implementación (…) Se trata de establecer una economía diversificada, que sea más eficiente, que estimule la inversión extranjera, porque a un país como Cuba, sin grandes recursos naturales, le es difícil acceder a mayores niveles de desarrollo económico sin aporte de recursos desde el exterior. Manteniendo la independencia nacional y la soberanía, hemos buscado medios para incentivar la inversión extranjera. Se aprobó una nueva Ley de Inversión Extranjera, que ofrece facilidades al capital extranjero, y hemos construido un puerto nuevo en Mariel y una Zona Especial de Desarrollo (…) El objetivo es lograr captar inversión extranjera manteniendo nuestros principales intereses en cuanto al desarrollo económico del país, pautando nosotros dónde lo necesitamos, en qué magnitud y con qué condiciones y plazo, pero incentivando desde el punto de vista impositivo exoneraciones para garantizar que ese capital venga. No obstante, es imprescindible el levantamiento del bloqueo porque muchos capitales no van a ir a invertir en un país donde hay restricciones y riesgos en sus relaciones con Estados Unidos. Eso lo estamos haciendo como dice el presidente Raúl Castro: “sin prisa, pero sin pausa”, llevando nuestro ritmo, porque cualquier error puede ser negativo para la independencia y la soberanía del país.
— ¿Qué disposición tienen para que las grandes transnacionales inviertan en Cuba?
Estamos abiertos a todas las áreas de la economía. Hemos establecido una cartera de negocios con cientos de proyectos de inversión donde planteamos las prioridades de inversión en determinados ámbitos, se establece la cantidad de capital, el tiempo requerido, se le exoneran impuestos y a la mejor oferta se le adjudica. Se deciden los negocios a nivel central del Gobierno para evitar riesgos. Se han tenido resultados favorables en el turismo, como la administración de hoteles, donde Cuba es propietaria de las instalaciones y la administración la ponemos a cargo de una empresa extranjera que aporta capital y tecnología.
— ¿Qué garantiza que la entrada de capitales transnacionales no vaya a instalar un dominio hegemónico en la economía del país?
Nuestras leyes plantean que la economía es socialista, toma en cuenta el mercado y se basa en el control planificado del Estado en el manejo económico del país. No vamos a darle nunca el control de un sector de la economía a ninguna empresa extranjera. No se puede vender el país porque una vez que se entrega el manejo económico se pierde la soberanía (…). Pero, no podríamos seguir aspirando a un socialismo próspero y sostenible, como hemos llamado esta etapa de la Revolución, sin mayor producción de riquezas. No podemos brindarle mejores salarios, mejores condiciones de vida al pueblo si no producimos las riquezas para distribuirlas. No se puede redistribuir lo que no se produce. Para producir necesitamos recursos financieros. Tenemos un capital importante que es el recurso humano, en los años de Revolución hemos desarrollado un capital humano de alto nivel. Eso tenemos que aprovecharlo, pero necesitamos tecnología y actualización de conocimientos.
— ¿Qué han pensado del escenario electoral próximo de EEUU Si en vez de ganar los demócratas, ganaran los republicanos?
Nunca hemos condicionado nuestras acciones a lo que pase en EE.UU. Es una sociedad donde es difícil de pronosticar lo que pueda suceder. Tanto republicanos como demócratas una vez en el Gobierno han mantenido la misma política hacia Cuba, históricamente, la política del bloqueo, de agresión. Reconocemos que el presidente Barack Obama, un demócrata, dio este paso al frente, que no deja de ser una actitud valiente. El objetivo sería ver hasta dónde pueden avanzar estas acciones que han sido tomadas por su gobierno, que impidan, que hagan difícil u obstaculicen a cualquiera que llegue a la Casa Blanca en el futuro revertirlas, pero nada está escrito. Dependerá de la propia sociedad norteamericana, donde hoy ya las encuestas plantean que una mayoría de los ciudadanos ven favorablemente a Cuba. En una encuesta reciente de Gallup se determinó que el 54% de la población de EE.UU. ve favorablemente a nuestro país. Otras encuestas han revelado que la mayoría está a favor del restablecimiento de relaciones. En la comunidad cubana, en La Florida, esos porcentajes son también favorables. Eso quiere decir que hay una percepción diferente en la población norteamericana en relación con Cuba; cualquier presidente que llegue a la Casa Blanca tiene que tomar en cuenta eso. Antes usaban a La Florida como excusa para decir que no podían tomar medidas favorables a Cuba porque la comunidad cubana se oponía, sin embargo, Obama fue elegido por el voto de La Florida. Recordemos que ha habido un cambio demográfico en la emigración cubana en EE.UU. En los años 60 estaba compuesta por los que provenían de la dictadura de Fulgencio Batista, eran personas que se fueron de Cuba huyendo de la justicia revolucionaria, se fueron por razones políticas. Después se produjeron varios procesos migratorios en diferentes momentos de la Revolución, y en la medida que ha avanzado el proceso revolucionario, los más recientes flujos migratorios cubanos han sido por razones de carácter económico, donde los temas políticos no han tenido tanto el peso inicial. Hay una gran parte de esa comunidad que nació en EE.UU. y su interés es relacionarse con el país de origen, de sus familiares, de sus padres, viajar a Cuba, invertir o tener negocios con Cuba y mantener una relación normal con su patria.
(Tomado de CIUDAD CCS)