Presidente de #Bolivia, Evo Morales, urge enfrentar crisis del agua que amenaza la vida y la paz

El presidente de Bolivia, Evo Morales, alertó este martes en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que la crisis del agua es una amenaza a la vida y a la paz, y urgió a los Estados que asuman acciones para su preservación.
“La crisis del agua es una de las más grandes amenazas que enfrenta la vida en el planeta. Los órganos de las Naciones Unidas, a partir de sus respectivos mandatos, deben redoblar los esfuerzos para que juntos la enfrentemos”, instó Morales en el pleno del Consejo de Seguridad, instancia que preside el Gobierno de Bolivia durante junio.
Como muestra de la gravedad de esta nueva amenaza, el Presidente boliviano mencionó que el año 2050, el planeta estará habitado por unas 10 mil millones de personas, lo cual incrementará en 50% la demanda de alimentos y hasta en 54% en el caso del agua, según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
Por ello señaló que es urgente definir prioridades para el uso vital del líquido vital, la necesidad de programar mayores fondos accesibles para infraestructura y superar el déficit global de financiamiento, lo que contrasta con el gasto militar sobredimensionado.
A partir de esas propuestas, el Jefe de Estado expuso 10 reflexiones para enfrentar la crisis del recurso hídrico, eje abordado en la primera sesión que dirigió Bolivia en el consejo bajo el rótulo de ‘Diplomacia preventiva y aguas transfronterizas’.
Las 10 acciones
En primera instancia, refirió que el agua es indispensable para la vida, para el equilibrio y la subsistencia de la Madre Tierra, y que es un patrimonio universal compartido, pero vulnerable.
Por tanto, instó a preservar todas las fuentes y reservas frente a la polución, los desastres y cambio climático.
Como una tercera reflexión, señaló que el agua dulce se encuentra en muchos depósitos compartidos y que, por lo tanto, su aprovechamiento debe realizarse en colaboración, integración y confraternidad entre los pueblos, no de conflicto de su naturaleza, propiedad o uso.
“Compromete la seguridad, el orden y la paz de los pueblos, no puede ser la causa de conflictos domésticos o internacionales”, manifestó.
En esa dirección, indicó que “el agua debe aproximar a todos los Estados, comunidades, pueblos, movimientos sociales y personas para que de manera inclusiva se compartan conocimientos que promuevan consensos y definan políticas de gestión más efectiva y colaborativa”, ésta como una cuarta reflexión.
Mencionó como un quinto precepto que el líquido ha motivado el desarrollo de nuevos instrumentos de derecho internacional que incorporan principios sobre uso, preservación, cooperación, intercambio de información y tecnología y prioridad de uso vital, que deben merecer la atención de los Estados.
También dijo que debe inspirar un nuevo entendimiento global con el objetivo de preservarlo y conservarlo para las próximas generaciones con el fin de garantizar su acceso universal y evitar conflictos.
Como una séptima reflexión, Morales señaló que los Estados deben considerar la aceleración de acuerdos de gobernanza que pongan énfasis en la sostenibilidad y sustentabilidad de los recursos hídricos transfronterizos, previendo la constitución de mecanismos institucionales que velen por su uso y aprovechamiento razonables.
Por tanto, dijo que los Estados tienen el deber de cooperar de forma activa y permanente, al igual que promocionar información oportuna sobre cualquier cambio significativo suscitado a raíz de la utilización de recursos hídricos transfronterizos.
En esa medida, señaló, como novena reflexión, que los Estados deben abstenerse de adoptar medidas unilaterales que pongan en riesgo o afecten los derechos de otros Estados que comparten recursos hídricos.
“Los Estados, como reza la Carta de las Naciones Unidas, tienen la obligación de buscar soluciones a sus controversias a través de la negociación, la investigación, mediación, conciliación, el arbitraje, el derecho judicial, el recurso a organismo o acuerdos regionales y otros medios pacíficos como los buenos oficios”, dijo Morales sobre la décima acción.
Al final de su intervención, el Presidente enfatizó que “donde fluye el agua debe fluir la paz”.
El criterio, al igual que el tópico puesto en la mesa de debate del Consejo de Seguridad, fue secundado por el resto de los países que son parte del organismo.
Isabella Löven, representante de Suecia, agradeció a Bolivia por incluir el tema en la agenda. “El agua es una piedra angular en los seres humanos porque sin ello no sobrevive nada”, dijo.
En tanto, el representante francés en el Consejo de Seguridad de la ONU, François Delattre, destacó la labor de Bolivia, que logró que en 2010 se declare el acceso al agua como un derecho humano.
Se sumó a la propuesta de asumir acciones en contra de esta crisis y señaló que el recurso no debe ser motivo de discordia, sino un factor de unidad de los Estados.
Antecedentes
Por tercera vez en su historia, Bolivia es miembro no permanente del Consejo de Seguridad. La primera vez que integró el grupo fue entre 1964 y 1965, y la segunda de 1978 a 1979.
Además, este año preside el Comité 1540, aprobado por una resolución del Consejo de Seguridad, que afirma que la proliferación de las armas nucleares, químicas y biológicas es perjudicial para la humanidad.
Por reglamento del Consejo, este mes le corresponde a Bolivia asumir la presidencia del Consejo de Seguridad.
Entre los tópicos que priorizará la presidencia boliviana están las aguas transfronterizas, Palestina, minas, Haití y la no proliferación de las armas de exterminio en masa.
La agenda incluye una visita a Haití, prevista del 22 al 24 de junio.
(Pensando Américas-Diario Cambio, de Bolivia)