VII Cumbre de las Américas: Bajo la guerra de baja intensidad

Abr 24, 2015

Por Stella Calloni

Ante la presencia en Panamá, en el marco de la recién finalizada VII Cumbre de las Américas del terrorista Félix Ro­dríguez Mendigutía, responsable del asesinato del líder revolucionario Ernesto Che Gue­va­ra, cuando estaba herido y prisionero en una escuelita rural en La Higuera, Bolivia, lla­mo a los integrantes del Club Argentino de Periodistas amigos de Cuba a repudiar esta maniobra de provocación que ofende a toda la región.

Este cubano-americano” de Miami, agen­te­ de la CIA estadounidense, es también res­pon­sa­ble de crímenes de lesa humanidad acompañando a siniestras dictaduras en la región.

La convocatoria dentro del marco oficial de la Cumbre a un foro de las llamadas “so­cie­da­des civiles”, fue simplemente una trampa para llevar a Panamá a una serie de Or­ga­ni­za­ciones No Gubernamentales (ONG) creadas, finan­ciadas, asesoradas por la CIA estadounidense, responsables de maniobras golpistas y gol­pes de Estado contra los gobiernos elegidos democráticamente en la región.

Ante esta situación nos unimos a todas las vo­­­ces que se han levantado contra esta farsa de “sociedades civiles”, de las cuales se retiraron las delegaciones cubanas y venezolanas, y que intentó debatir temas claves como De­re­chos Humanos -Democracia y libre expresión.

Precisamente los representantes de estas “sociedades civiles” convocadas por la OEA son los violadores de los derechos humanos y de los pueblos, de la democracia verdadera, de la libre expresión de las mayorías que no tienen voz.

Son estos engendros de una falsa sociedad ci­­vil los que realizan toda clase de maniobras pa­ra desacreditar a los gobiernos más respetados de la región, facilitando el golpismo “blando” aparentemente, pero tan destructor y mor­tal como cualquier golpe de Estado.

Llegaron a Panamá montados en la farsa de so­­cie­dades civiles, cuando en realidad forman parte de la guerra psicológica destinada a de­rri­bar gobiernos, y a sostener el terrorismo me­diático que se aplica a todos los estados que no se sometan a los mandatos del poder hegemónico.

¿Y qué es sino una provocación que trajeran en su caballo de Troya nada menos que a terroristas mercenarios como Félix Rodríguez y otros, lo que afrenta y ofende a las verdaderas sociedades de nuestra región?

Sin olvidar que en noviembre del 2000, en un encuentro similar, la X Cumbre Ibero­ame­ricana de Jefes de Estado y de Gobierno rea­lizada en Panamá descubrió que varios com­pañeros de Félix Rodríguez, ligados a la Fun­dación Nacional Cubano-Americana (FNCA) e integrantes de grupos terroristas, in­tentaban ase­sinar al entonces presidente Fidel Cas­tro Ruz, y se estima al presidente de Vene­zuela en esos momentos, Hugo Chávez Frías, du­rante un acto en la Universidad de Panamá, lo que hubiera dejado además centenares de víctimas.

Terroristas como Luis Posada Carriles, responsable entre otros graves atentados y crímenes en toda la región, del realizado contra un avión de Cubana de Aviación al salir de Bar­ba­dos y que costó la vida a 73 personas en octubre de 1976; Guillermo Novo Sampoll, tam­bién entre otros atentados el que costó la vida a Orlando Letelier y su secretaria Ronny Mo­ffit (hi­­rie­ndo gravemente al esposo de esta, Mi­cha­­el Moffit), ambos estadounidenses, en Washing­ton en septiembre de 1976 y luego in­te­­grando la Operación Cóndor, coordinadora cri­minal de las dictaduras del Cono Sur en los años 70 y principio de los 80; Pedro Remón Ro­drí­guez, Gaspar Jiménez Escobedo, otros con un historial de terror asombroso, responsables de crímenes y atentados en distintos paí­ses, fue­ron detenidos en Panamá con ex­plosivos suficientes para los magnicidos propuestos como objetivo y para una verdadera masacre. Fue el propio líder cubano Fidel Castro quien hizo una detallada denuncia que permitió la de­tención de los criminales, indultados por de­creto por la expresidenta panameña Mireya Mos­coso el 25 de agosto del 2004, unos días antes de dejar el gobierno en ese país.

Fue a pedido de altas autoridades de inteligencia de Estados Unidos y se conoció después que recibió un “pago” muy especial por parte de esos grupos cubanoamericanos. El te­rror seguía siendo amparado por Washin­gton y sus cómplices locales.

De la misma manera durante la IV Cumbre Iberoamericana, celebrada en Cartagena de Indias (Colombia) los días 14 y 15 de junio de 1994, estuvieron a punto de disparar contra Fidel Castro cuando recorría la ciudad vieja en una caravana de coches tirados por caballos, que organizaron los anfitriones.

“Gabriel García Márquez viajaba junto a mí en ese recorrido. Habría tenido yo, en ese caso, el honor de morir con tan lúcido escritor”, relató en su momento Fidel Castro.

Fueron los mismos de la FNCA que pla­nea­ron e intentaron otro atentado en la isla Mar­garita durante la VII Cumbre (8 y 9 de no­viem­bre de 1997), cuando la guardia costera de Es­tados Unidos capturó una embarcación, cerca de Puerto Rico, pensando que llevaba drogas, y encontraron un pequeño arsenal en­tre los cua­les había dos fusiles semiautomáticos calibre 50, mirilla telescópica (in­fra­­rrojos) con un al­cance de 1 500 me­tros, que podían ser dis­parados, de día y de noche, en lo que iba a ser un atentado también en esa cita.

Mencionado esto a grandes rasgos porque hay mucho más para contar en hechos similares en varias Cumbres. La pregunta inevitable es: ¿cómo las autoridades panameñas, los equi­pos de seguridad de la CIA y otros que tra­ba­­jan activamente en estas Cumbres y más cuando llega un presidente de Estados Uni­dos, y prácticamente convierten a la sede en un terreno de seguridad con toda clase de ar­mas de última generación, puede permitir el in­greso, no solo de un terrorista como Félix Ro­drí­guez, muy conocido en Centroamérica y en el mun­do, sino de otros por lo menos dos de­cenas de activistas del terror?

¿Cómo pueden pasar por el ojo de aguja de la Organización de Estados Americanos se­me­jantes personajes?

Además de ser un peligro grave para los jefes de Estado de nuestra región, en este caso nadie ignora que con el intento de normalizar relaciones diplomáticas (aunque con escollos) el presidente Barack Obama también está en la mira de estos grupos terroristas de Miami y de los fundamentalistas republicanos, y también demócratas que están superactivos en estos momentos.

De hecho la invitación a la Cumbre, dentro de esta oficialmente del Foro de las Sociedades Ci­viles, también sirvió para montar una serie de provocaciones, a cuyo amparo los golpistas de la región se convierten en las supuestas vícti­mas de los gobiernos a los que intentan de­rrocar, o que derrocaron en su momento en los primeros golpes que lograron instalar (Hon­duras 2009 y Paraguay 2012), entre otra serie que fracasaron en otros países, pero dejaron muerte y destrucción en pleno siglo XXI. Golpismo financiado y dirigido desde Estados Unidos y que suman víctimas al verdadero genocidio latinoamericano-caribeño del siglo XX.

No podemos dejar pasar una situación se­mejante sin una reacción colectiva que indique, al menos, que sabemos de qué se trata la gue­rra sucia, la guerra psicológica, la guerra con­tra­insurgente que nos azota en estos tiempos, bajo diversas modalidades. Esto se ha evidenciado como pocas veces antes en esta Cum­bre, concluida el 11 de abril, que debía ser­vir para avanzar en diálogos y retirar las ame­nazas sobre nuestro continente, especialmente la Orden Ejecutiva que impuso Obama con­tra Venezuela y que fue rechazada masivamente en tiempos en que al fin vemos las prime­ras luces altas hacia un periodo de eman­cipa­ción, que nos hemos ganado con grandes sa­crificios.

Tenemos el derecho humanitario y de los pueblos a recuperar nuestra independencia definitiva, sin la cual las democracias están y estarán siempre bajo amenaza. Llamo a los compañeros de Club Argentino de Periodistas amigos de Cuba a reclamar ante la brutal provocación, donde esas fuerzas terroristas intentaron incluso rendir homenaje nada menos que a José Martí. Llegamos a un punto sin retroceso.

Tomado de Granma