Naciones terroristas y las que no lo son
Naciones terroristas y las que no lo son
Por: Juan Carlos Mas Calzadilla
A propósito del remanido recurso estadounidense en el sentido de manejar un índex de las naciones que auspician el terrorismo, en el cual graciosamente incluyen a Cuba, nos permitimos en las presentes líneas pretender analizar el fenómeno del terrorismo como expresivo de una política de estado que está basada en el conocimiento de las respuestas individuales ante amenazas externas; en este sentido se afirma que el miedo y la prudencia devienen de la experiencia y enseñan la precaución y la adopción de medidas correspondientes; en cambio el terror sobrepasa a estas repuestas y en consecuencia se categoriza como paralizante.
Con estas afirmaciones como marco, pretendemos efectuar una revisión de esta forma de opresión y sujeción a lo largo de la historia, pero, como utilizaremos nuestras propias referencias y limitaciones de nuestra información, no podemos abordar la presencia de esta práctica en el mundo y nos confinaremos al marco histórico clásico del Occidente.
Surge así el Medio Oriente y el mundo romano-helénico como marco de este relato. En este contexto resulta obvio destacar a las civilizaciones mesopotámicas y dentro de ellas a los asirios, por el reconocimiento expreso que hacían sus escribas en las tablillas de barro cocido, en las cuales se explicitaba que, aparte del innegable progreso de su cultura material en la dominación de ríos, cosechas y artes pictórico y constructivo, se advertía de las medidas dispuestas para mantener el predominio material y social de esa cultura sobre los pueblos aledaños; en ese sentido las alusiones a sus gobernantes y sobre todo a Senaquerib exponen el terror como práctica de estado predominante y revelan al empalamiento del sublevado como forma concebida de ejecución demostrativa y aleccionadora.
Esta técnica de tortura se atribuye nuevamente en la historia sucesiva al príncipe de Valaquia Vlad Tepes a finales de la Edad Media; sin embargo, hay que reconocer que semejante propuesta para demostrar inusitada crueldad contra sus enemigos otomanos se inspiró en las torturas asirias. Los romanos practicaron la crucifixión individual y la crucifixión en masa como escarmiento a quienes rechazaban las imposiciones; así la Vía Apia fue erizada de cruces que cubrían el camino hacia Roma exhibiendo el padecimiento de Espartaco y los suyos.
Saltemos los siglos por encima de la Edad Media y asumamos como sobrentendido el conocimiento de la larga edad feudal y la opresión de pensadores e innovadores basadas en refutaciones religiosas armadas de la tea de la incomprensión. Durante el medioevo el asalto o el sitio de los resistentes culminaba con el escarmiento mediante la hoguera como fue el caso del exterminio de la herejía cátara mediante el fuego aplicado a los vencidos y los rendidos, a Giordano Bruno, Miguel Servet, Juan Hus y tantos otros.
Con los ejemplos expuestos pretendemos mostrar como el terror ejercido desde un Estado dominante tiene una larga historia. En nuestra opinión la acción violenta individual que no logra detener o inducir la acción del Estado no puede ser caracterizada como terrorismo si persigue ejercer obtener la atención hacia una causa o busca aplicar una sentencia no judicial.
Los bombardeos y el terror: El terrorismo asume nuevas cualidades conforme al progreso técnico: Podemos destacar el bombardeo en alfombra en Dresde concebido por los británicos para quitar protagonismo a la ofensiva antifascista del Ejército Rojo, no en vano los historiadores franceses insisten en definir a Gran Bretaña y su política como “la pérfida Albión”. Esa perfidia fue mostrada recientemente a los lectores en las idas y venidas de Boris Johnson para impedir que la diplomacia encontrara una salida a la guerra en Ucrania.
Volviendo al castigo de la población civil mediante bombardeo de poblaciones pacíficas afirmamos que son los Estados Unidos quienes toman el relevo ejerciendo el terrorismo mediante bombardeos indiscriminados en Vietnam, arrasando sus campos y sus gentes mediante el fuego del napalm. Y si hablamos de la sinergia entre “el can y el amo que le azuza”, salta el ejemplo a la vista de los bombardeos indiscriminados de Israel a la población palestina.
La doctrina represiva concebida por Kissinger para Sudamérica queda expuesta en el uso sistemático del terror genocida contra los opositores civiles de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay.
Y dónde queda Cuba en este largo relato. La historia de la revolución cubana podría hacerse girar en lo internacional en el envío sistemático de médicos y educadores para liberar a los pueblos de la ignorancia y la enfermedad. Puede citarse el caso de la expedición armada a Angola como una cruzada para liberar África de la sombra del racismo y el apartheid
Los Estados Unidos insisten en incluir a Cuba en una lista de estados auspiciadores del terrorismo en un intento desvergonzado de manejar una lista clasificatoria para culpar a otros y no a ellos mismos de lo que están haciendo en el resto del mundo. Culpar a Cuba de terrorismo es como escuchar el grito de ¡Al ladrón! por parte de quien verdaderamente oprime y roba a los pueblos. Cuba combate al terrorismo verdadero del imperialismo. Las únicas llamas que esparce la política exterior de paz y solidaridad es el fuego de Bayamo: el de la libertad con dignidad.
(PA)