Médico Cubano cuenta sus experiencias en la lucha contra la COVID-19 en Perú
El doctor Mario Héctor Almeida es parte de la Brigada Médica cubana Henry Reeve, que ha sido voceada para recibir el Premio Nobel de la paz. Este grupo de médicos cubanos llegó a nuestro país para ayudar a sus pares peruanos en la lucha contra el coronavirus. El Dr. Almeida, casado y padre de dos hijos, dejó a su familia y se la jugó a decenas de miles de kilómetros de su familia y de su patria. Su misión: salvar vidas, en cualquier lugar del mundo donde se requiera su ciencia y servicios. Estuvo sirviendo en hospitales en Chimbote y Huaraz. Escribió un detallado diario sobre su experiencia en nuestro país. Leí su texto y lo contacté. Esta es su historia:
Entrevista por: Eduardo Abusada Franco
Dr. Almeida, leí completo el diario que escribió sobre su misión médica en Perú. Empieza con el poema ‘Masa’ de nuestro poeta mayor, César Vallejo, ¿ya lo leía en Cuba o acá lo pudo apreciar más?
César Vallejo no es sólo un escritor peruano, es un escritor universal. Como parte de nuestra formación hemos leído algo de su vasta obra. Este poema en particular, “Masa”, reviste una belleza y actualidad particular. Por supuesto que venir al Perú aun en estas condiciones tan particulares motivó la lectura obligada y, por ende, mayor conocimiento de su obra.
Cuénteme brevemente, ¿qué es la Brigada Henry Reeve y a quién debe su nombre?
La historia de la brigada medica cubana se remonta al devastador huracán Katrina, el cual azotó de forma particular algunas regiones de los Estados Unidos en las costas del Golfo de México. Nueva Orleans, en particular, quedó desbastada. El comandante Fidel Castro, como muestra de solidaridad con el pueblo norteamericano, conformó un contingente de profesionales de la salud para ir a brindar ayuda a esa población tan severamente afectada. El gobierno norteamericano se negó a recibir nuestra ayuda, pero no impidió que ese mismo año ese contingente se desplegara en regiones tan distantes como Pakistán, afectado por un terremoto. Durante las guerras independentistas cubanas un norteamericano, Henry Reeve, acudió al auxilio de nuestro pueblo y de forma desinteresada participo y murió en defensa de la libertad e independencia de la nación cubana. De ahí el nombre de la brigada, cuya esencia es la solidaridad.
Llegaron primero al Hospital La Caleta, o como usted señala que le dicen en su diario, ‘El hospital de los pobres’, en Nuevo Chimbote. ¿Al salir de Cuba, ya sabían dónde iban a trabajar acá en Perú?
Cuando salimos para el Perú conocíamos que seríamos distribuidos por varias regiones del país. La brigada a la cual pertenecía, en particular conformada solo por hombres, debía dirigirse a la región de la Amazonía, a Iquitos, ciudad que en aquellos momentos era como el epicentro de la epidemia en el Perú. Al llegar, eso cambio y nos destinaron a la región de Áncash. En Chimbote no sabíamos donde íbamos a trabajar, allí en coordinación con la DIRESA y las autoridades locales se nos indicaron las diferentes ubicaciones.
La Brigada Médica cubana Henry Reeve fue creada en 2005. Actualmente está voceada para recibir el Premio Nobel de la Paz.
¿Pero cómo llega la Misión acá al Perú? ¿Es algo que pide el Perú? ¿Cuál es el mecanismo, cómo deciden a dónde ir a dar sus servicios?
Comenzaba la epidemia a tomar fuerza, la OMS decreta Pandemia a la Covid-19, comenzando el colapso de los servicios de salud en el mundo; y Cuba siempre ha estado abierta a brindar su ayuda solidaria a cualquier nación que lo necesite. En medio de las circunstancias actuales, Perú, como muchas otras naciones solicitó nuestros modestos servicios. Se conforma entonces una brigada basada en las necesidades que en ese momento se presentaban.
¿Usted escogió venir al Perú o se lo asignaron? ¿Sabía ya algunas cosas sobre nuestro país, un poco de su historia, sus costumbres, tradiciones…?
Los médicos cubanos tenemos una formación internacionalista, está en nuestra genética y los ejemplos al respecto son innumerables. La decisión de incorporarme al contingente Henry Reeve fue muy personal. Tenía deseos de aportar algo a la lucha contra esta enfermedad y mi experiencia de casi 20 años como medico intensivista me lo permitían. Saber que iría al Perú u otro país, con certeza, no era posible en aquellos primeros meses del año 2020. Eran muchos países los que pedían recursos humanos en el campo de la salud pública, por lo que el destino final pudo haber sido cualquier otro.
En relación a la pregunta anterior, describe una escena en su diario que creo que le impactó, cuando les ofrecieron comer cuy, ¿o me equivoco?
No conocía mucho de su país, talvez lo elemental y algún que otro hecho o personalidad, pero sin muchas particularidades. Llegar aquí me permitió documentarme sobre diferentes temáticas. Al comenzar a escribir, comprendí que el diario no solo serviría como descriptor de la labor nuestra en esas tierras, sino que también sería un instrumento más para dar a conocer las bellezas e historias de esta tierra suramericana y, por qué no, de la cultura de ambos países. Descubrí el cuy como alimento y aunque causó una primera impresión no positiva, al poco tiempo todos comíamos degustando de verdad el plato.
También describe los contrastes que vio entre una Lima moderna y los lados más marginales. Supongo, algo que sucede en todos los países, las diferencias, los muros. ¿Por qué le recordó Luanda, según sus memorias?
Durante mas de dos años trabaje en el hospital Josina Machel de Luanda (Angola) Resultó mi primera experiencia profesional y personal fuera de mi patria y de mi ciudad. Soy un buen observador, lo que me permite descubrir las particularidades de los sitios por donde paso. Lima es una ciudad hermosa, Luanda igual, ambas con costas; una al Atlántico, la otra al Pacífico. Los contrastes de las grandes urbes existen por eso afirme que cada una con sus particularidades. La unión de lo antiguo a lo moderno y de las fastuosas edificaciones con las humildes de la periferia es algo que no puede escapar a la vista del viajero.
¿En qué otros lugares ha estado en misión médica o como brigadista?
Angola desde mayo 2013 a agosto del 2015, y luego Perú durante los meses de junio a diciembre del 2020 son mis experiencias internacionales de trabajo.
¿Cómo considera el nivel de capacitación y ciencia que encontraron con sus pares peruanos? La medicina cubana tiene reconocida fama, ¿aprendieron también de nuestros médicos? Pues, en cuanto a camaradería, entiendo que se han creado bonitos lazos de amistad.
Los médicos, enfermeros, técnicos, demás personal sanitario y de servicio con los que tuve la posibilidad de interactuar durante estos siete meses son de una alta calidad humana y profesional. Para mí fue un privilegio trabajar con ellos porque siempre se aprende y se enseña, esa es mi máxima; y siempre porta resultados positivos. Tanto en Chimbote como en Huaraz vivimos todos experiencias lindas. Salvamos muchas vidas, hicimos muchos amigos. El objetivo común fue cumplido con profesionalidad y corazón.
El Perú ha sido uno de los países más golpeados en el mundo por el Covid-19, ¿cree que se ha manejado bien la pandemia en el Perú? ¿El protocolo de medicinas que se está usando es el correcto? ¿Cuál cree que han sido los principales problemas médicos en Perú?
La pandemia nos cogió a todos por sorpresa, ningún sistema de salud estaba ni está preparado para esa avalancha de casos. Cada nación estructuró su accionar como mejor pudo en sus propias condiciones. Cual es el mejor protocolo o quienes lo implementaron mejor o peor no interesa. Tampoco opinar el cómo se obró merece en estas condiciones un análisis serio. Ustedes deben sentir orgullo de todos sus profesionales, ellos trabajaron, trabajan y seguirán trabajando por la salud de sus connacionales, me lo demostraron y lo demuestran cada día arriesgando sus vidas.
¿Cómo, por su parte, Cuba ha logrado controlar sin tanto daño el Covid-19? ¿Medicina o las medidas de confinamiento?
La lucha contra esta enfermedad tiene muchas aristas. La prevención es la principal arma con que contamos. Medicamentos, unos van ganando adeptos y otros detractores. Accionar sobre el sistema inmunológico para mejorar respuesta es positivo. Una atención primaria de salud y una atención secundaria bien coordinadas parecen la clave. Cortar la cadena de transmisión es importante si se pretende contener el avance de este flagelo.
Usted es un médico intensivista. A grandes rasgos, ¿cuál es el campo del intensivista, de qué se encarga?
La intensiva es una especialidad muy atractiva. Muchas veces jugamos a ser dioses porque hacia esas salas van los pacientes con peor estado clínico. Algunos potencialmente recuperables, otros no. En la lucha por resolver estas situaciones médicas es necesario unir conocimiento, destreza y recursos económicos que permitan adquirir equipamiento de alta gama para el soporte vital de estos pacientes. Es una especialidad costosa en el mundo, lleva trabajo constante y agotador de todo el personal que se dedique a ello porque cualquier falla en ese engranaje conlleva la muerte del paciente. El intensivista resuelve situaciones médicas limítrofes, su función es esa: salvar vidas humanas.
Leí en su diario algunas anécdotas emocionantes para un médico, como la carta de un niño.
Recibir cartas de niños en las cuales nos describen como sus héroes sin capaz es muy estimulante. Ellos no adornan sus emociones y son en gran parte el reflejo de lo que sus padres y demás familiares les transmiten. Por eso resulta tan especial recibir ese reconocimiento.
“Me gradué de doctor en medicina en el año 1994, en la facultad de medicina de la ciudad, extensión en aquel entonces de la Universidad central de La Habana. En el año 1999 culminé la especialidad de medicina interna graduándome de especialista de Primer Grado. En el año 2004 recibí el titulo de especialista de Segundo Grado en cuidados intensivos y emergencias. Soy, además, Master en urgencias médicas y profesor asistente de medicina”.
Cuba está desarrollando hasta tres vacunas, según leí. ¿Tiene alguna información de cómo va ese desarrollo? ¿Tendremos una vacuna efectiva y latinoamericana?
Cuba ha demostrado su seriedad en ésta como en otras materias. Una vacuna cubana, latinoamericana, efectiva, confiable, con reacciones adversas mínimas que prevenga e inmunice, es casi un hecho. Pero no es solo (las candidatas a vacuna) Soberana 2, también lo son Abdala, Mambisa, Soberana 1: todas ellas son fruto de un trabajo serio y sistemático. Algunas están en fase III, por lo que, a finales de este año, como manifiestan nuestras autoridades, la población cubana pudiera estar inmunizada.
Finalmente, ¿por qué decide arriesgarse a perder la vida lejos de su familia? ¿Escogió voluntariamente ser parte de las Brigadas, qué lo lleva a ello… la aventura, un sentimiento de humanidad? ¿Qué nos impulsa en momentos de emergencia y muerte?
No piense que yo o que mis colegas somos suicidas. El riesgo esta implícito siempre en nuestras vidas. Disfrutamos salvar vidas y estamos preparados para ello. El carácter humanista de nuestra profesión y de la medicina que ejercemos está fuera de toda duda posible. Pero también hay un toque de adrenalina implícito que nos permite trabajar bajo cualquier circunstancia. ¿Acaso vivir no es una aventura?
Deseo que nuestro país le haya dejado hermosos recuerdos y enseñanzas.
Perú es un país hermoso, pude conocer algunas bellezas naturales impresionantes, las lagunas de Llanganuco o el glaciar de Pastoruri, por ejemplo. Conocí a su gente, bebí de sus costumbres, sé del agradecimiento sincero y de la amistad verdadera. Soy mejor ser humano y mejor médico. Me llevo la satisfacción por lo hecho. Cada día fue de aprendizaje y de entrega. Gracias Perú por la oportunidad de conocerte y servirte. Gracias.
Tomado de Plaza Tomada