El entierro cubano de Mariana Grajales

El pasado 23 de abril se conmemoraron 92 años del entierro cubano a Mariana Grajales Cuello, en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba. La excelsa patriota, nacida en la otrora villa santiaguera el 12 de julio de 1815, se sumó a la primera gesta por la independencia de la isla, a pocos días de su inicio, protagonizando antes un acto memorable, al hacer jurar a su esposo e hijos, ante Cristo: “[...] libertar la patria o morir por ella”.
Tenía 53 años de edad cuando marchó a la manigua, llevando con ella a sus hijos más pequeños. Allí —acompañada de otras mujeres de la familia— contribuyó activamente a la causa independentista, desde los hospitales de sangre del Ejército Libertador, atendiendo y curando a enfermos y heridos.
A pesar de la edad, de los rigores de la vida en campaña y el sufrimiento por la muerte de varios hijos y su esposo, mantuvo una actitud patriótica, alentando al resto de la familia a luchar o morir por la libertad de Cuba.
La vecina isla de Jamaica, fue su refugio una vez concluida la contienda en 1878. Se instaló en Kingston, en la casa vivienda registrada a nombre de Marcos Maceo Grajales —su hijo más pequeño—, en el No. 34 de Church Street, donde sufrió las severidades de la pobreza y la estrecha vigilancia de las autoridades españolas, que interceptaban sus correspondencias. Allí falleció, el 27 de noviembre de 1893, a los 78 años, a causa del Mal de Brights y congestión pulmonar, no sin antes pedir que cuando Cuba fuera libre, sus restos se trasladaran a su tierra natal para tener descanso eterno.
En cumplimiento de este pedido, en la década del 20 del pasado siglo, el Ayuntamiento de Santiago de Cuba promovió su traslado a la Patria y se creó la “Comisión para la repatriación de los restos de Mariana Grajales”. Con este propósito, en la tarde del 18 de abril de 1923 zarpó de la bahía santiaguera rumbo a Jamaica, el crucero Baire.
En la mañana del 22 de abril de 1923, en el Cementerio Católico Saint Andrew´s, en Kingston, se exhumaron los restos. En este acto estuvieron presentes personalidades de Cuba y Jamaica, entre los que se encontraban el Sr. José Palomino, Presidente del Ayuntamiento de Santiago de Cuba, el Cónsul de la República de Cuba, representantes del Consejo Territorial de Veteranos de Oriente y de la Gran Logia Oriental, así como Dominga Maceo Grajales y otros miembros de la familia heroica.
El día 23 llegan a la ciudad de Santiago de Cuba los restos de la venerada patriota y son depositados en capilla ardiente en el Salón de Sesiones de la Cámara Municipal o Ayuntamiento, donde el pueblo cubano le ofreció su último adiós, hasta ser sepultados en horas de la tarde, con merecidos honores en el cementerio Santa Ifigenia.
Hoy recordamos a Mariana Grajales con profundo orgullo, no solo como la madre de los Maceo, sino también como una mujer que rompió las barreras de la época y se alzó como estandarte de la libertad, representante genuina de esa identidad cultural y nacional que se estaba gestando. Nuestro pueblo, en especial sus mujeres, continúan su obra con elevado patriotismo y humanismo, siguiendo su ejemplo.
Tomado de Granma