Por Agustín Palermo (*)

En estos días circula en las redes sociales una entrevista convertida en “debate” que tuvo lugar en la CNN (https://www.youtube.com/watch?v=yHWcfLBao1c) entre Fernando del Rincón empleado de esa empresa y el exmandatario ecuatoriano Rafael Correa. Pido disculpas por tener que referirme a este publicista que, tiene tanto de mediocre como de patán, y que no oculta en ningún momento su alienación y servilismo estadounidense. Un tipo que no entiende lo que significan los procesos progresistas de América Latina y por lo mismo corruga la cara.

Por el tiempo que el publicista le dedicó al tema de la libertad de prensa, se puede entender que en esa empresa todavía viven dolidos y resentidos con el exmandatario ecuatoriano, porque éste en esa casa de negocios no ha dejado  “títere con cabeza”, ahí están los tristes recuerdos de las entrevistas que tuvo con Ana Pastor, Ismael Cala y Patricia Janiot, dándole a cada uno -en su respectivo momento- una cátedra periodística sobre lo que es la libertad de prensa; desenmascarando en el propio set televisivo la comercialización que hacen de un derecho humano como la información y denunciando el tráfico que realizan con la verdad. Los puso a temblar a cada uno cuando les dijo: “No se engañen desde que se inventó la imprenta, la tan cacareada libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta”.

Esta vez del Rincón quiso vengar al staff de CNN y creyéndose empoderado llegó con documentos a mano porque quería “sacar los trapito al sol” y  según él apabullar a Correa. Empezó leyéndole un Twitter que el exmandatario había escrito en agosto de 2011: “Me olvidaba nuevamente: No vean CNN si quieren estar informados. Pura manipulación disfrazada de prensa. Revisen nada más quién es el dueño”. Y luego le lanzó una andanada de preguntas: “¿Y entonces qué hace aquí expresidente Correa si eso piensa de CNN? ¿Por qué ahora sí está aquí? ¿Por qué ahora está conmigo? ¿Qué cambió o qué pasó?” La respuesta de Rafael Correa exhibió el nivel de ignorancia del publicista que creía que Rafael Correa se había auto invitado, éste le respondió: “Porque me invitó, por eso es que estoy aquí, si quiere me voy; como me ha invitado y es en vivo, por eso exigimos que las entrevistas sean en vivo; tenga la seguridad la audiencia que la información será veraz”. Con esta primera respuesta el tipo quedó turuleco, como si hubiera recibido un jab de Muhammad Ali. Pero el patán insistió: “¿Entonces ahora que está aquí si es bueno que vean CNN?” Correa se vio obligado a darle un uppercut al estilo de Teófilo Stevenson: “Con todo respeto, si usted quiere que revele mis preferencias, que vean Telesur”. De ahí en adelante el tipejo nunca pudo reponerse, no encajó ninguno y en varias ocasiones sonó la campana (los comerciales) para que pudiera buscar oxígeno.

Si de algo debe estar arrepentido del Rincón es de no haberle aceptado irse al expresidente Rafael Correa, porque los restantes 45’ fueron para él de desaciertos, incoherencias, desinformaciones e inconsistencias. Una vez más Correa como en sus tiempos de presidente, hizo de las suyas ante un vocero -vacío y sin fondo- del periodismo más reaccionario y superficial de la televisión en español.

Si esa empresa comercial creyó que esta vez algo de rating ganaría, se equivocó, porque con un mínimo de esfuerzo Correa terminó arrinconando a del Rincón. (Pensando Américas)

(*) Colaborador de Pensando Américas