¡Con permiso Comandante…!

Feb 13, 2018

Por Ana Hernández Hernández (*)

Motivos de trabajo me llevaron en las últimas horas hasta la cosmopolita Habana, capital de todos los cubanos, pero antes del retorno a casa llegué a la Plaza de la Revolución, a ese enorme enclave que cientos de veces fue estremecido por tu verbo viril y enérgico, el mismo verbo que, desde allí millones de agradecidos apoyaban y reverenciaban enardecidos.

Llegué hasta la Plaza, allí vi al Maestro de todos, allí está el Guerrillero de América, y está el Señor de la Vanguardia, el mismo rebelde de siempre, el que con sombrero alón y sonrisa amplia que siempre te aseguró que ibas bien Fidel.

En la Plaza además de ellos pude sentir toda la multitud de héroes de espaldas haladas dándose cita allí – y claro está- no falta tu espíritu de necio indomable, allí mismo sigue el caballo sin jinete para ti, por eso: ¡Con permiso Comandante…!, no quiero pedirle demasiado:

No se trata de estatuas, de bustos, de enormes monumentos, o de cualquier otra obra de arte, se trata de que su luz esté junto a los que ya custodian la Plaza de los agradecidos, ese sitio testigo de alegrías y penas, de momentos de definiciones, ese sitio desde donde nos entregaste el concepto de Revolución que hoy enarbolamos como proclama absoluta para continuar y perfeccionar tu obra.

¡Con permiso Comandante…! no estoy ajena a la resuelta decisión de no estar en monumentos, en parques, en escuelas, en calles que lleven tu nombre, eso dice mucho más de su grandeza y, nosotros los cubanos de ayer, de hoy y de siempre sabemos que no precisas de eso, su mejor y más acabado monumento es esta humana Revolución de los humildes y para los humildes.

¡Con permiso Comandante…!  No creo estar pidiendo demasiado si digo que un día quisiera verlo allí junto al Che, Camilo y Martí, hecho rayo de luz con su gorra verde olivo y de estrella refulgente, entonces sin duda el Héroe de Yaguajay volvería a repetir: “vas bien Fidel...”, y desde la heroica Santiago la voz de Almeida dirá una y mil veces: “Ahora sí ganamos la guerra...”

¡Con permiso Comandante…! No creo estar pidiendo demasiado si digo que quisiera verlo hecho luz allí en la Plaza desafiando poderosas fuerzas dominantes que, por estos tiempos se ciernen con esa fuerza más sobre las tierras de América, ¡Comandante lo quiero allí como el eterno gladiador en la Plaza de todos los cubanos,  repitiendo a ese enemigo de todos los tiempos: “levántate César los que van a morir te saludan…”

¡Con permiso Comandante…! No es pedirle demasiado que su imagen llena de luz ilumine la Plaza de los agradecidos… Hasta la Victoria Siempre …  (Pensando Américas)

(*) Periodista cubana colaboradora de Pensando Américas