Por Ana Hernández Hernández (*) y Patricio Montesinos (*)
En una ocasión escuchamos al presidente boliviano, Evo Morales, decir que en Estados Unidos no hay golpes de Estado porque allí no hay embajada de Washington, algo muy atinado del Gran Jefe Indio latinoamericano, porque es precisamente a través de esos enclaves diplomáticos que el imperio norteño se ha valido, en múltiples países de la región y del mundo, para hacer colapsar a gobiernos que no se pliegan a sus órdenes y apetitos hegemónicos.