2018: El año electoral decisivo en América Latina
Por Mariela Pérez Valenzuela
Luego de un año de convulsión política, América Latina comienza 2018 con la mirada atenta en los decisivos procesos electorales que se celebrarán en la región en naciones de gran importancia geopolítica: Venezuela, Brasil, Colombia y México.
La celebración de estos comicios, en escenarios diferentes, la mayoría dominada por la derecha –menos Venezuela- podría cambiar, en opinión de especialistas, la geopolítica latinoamericana, que en 2017 sufrió una embestida de Estados Unidos para derrocar a los gobiernos progresistas y revolucionarios.
El año que termina no fue una panacea para los conservadores que ahora dominan países de suma importancia, como Argentina y Brasil, debido a la decepción en el tema económico y los escándalos de corrupción vinculados a la constructora brasileña Odebrecht.
La economía no marcha bien en la región, y con la excepción de algunas naciones, como Bolivia y Uruguay, con gobiernos progresistas y crecimientos cercanos al 5% del Producto Interno Bruto (PIB) la remontada prometida por algunos regímenes, como el del argentino Mauricio Macri, aun está por verse. Por el contrario, tratan de resolver sus promesas mentirosas de campañas con reformas y regulaciones que benefician al gran capital.
Las últimas semanas del año que terminó, América Latina se vio sumergida en escándalos y fraudes que manchan la política e indican a las poblaciones la necesidad de imponer la lucha colectiva para lograr cambios positivos.
Perú, donde gobierna Pedro Pablo Zuczynski (PPK) sufrió en los últimos días de 2017 una conmoción política cuando indultó al ex presidente reaccionario Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad, y corrupción, entre otros cargos.
PPK, acusado en el Congreso Nacional, logró un acuerdo político con una parte del fujimorismo, a cambio de que le fuera favorable la votación en el Congreso Nacional, donde fue denunciado por soborno con la firma brasileña Odebrecht
En peligro de ser derrotado, PPK canjeó la destitución por la libertad del genocida ex mandatario, lo que causó las protestas mayores conocidas en Perú en los últimos años. Y el proceso sigue.
Macri, aunque ganó las legislativas, enfrenta a una parte de la población que se niega a retornar a la época del neoliberalismo y sale a las calles de manera masiva ante cada una de las reformas que su gobierno aprueba contra la ciudadanía.
Brasil es patético. El de facto presidente Michel Temer continúa a paso forzado con las reformas neoliberales, en contra de la voluntad popular que solo lo respalda en un 5%, mientras el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva, aun en medio de un proceso judicial por un supuesto caso de soborno sigue al frente de las encuestas, analizando en caravanas por el país un nuevo modelo de país, si gana las elecciones este año.
México, luego de un terrible terremoto, que dejó enormes pérdidas humanas y materiales, continúa siendo catalogado como el más violento del continente, en tanto es obligado por Donald Trump a aceptar un muro fronterizo que en opinión del controvertido presidente de Estados Unidos impedirá la inmigración latinoamericana, y además, lo hizo sentarse a discutir con Canadá el Tratado de Libre Comercio entre los tres países.
Desapariciones forzosas, asesinatos, control estatal de las mafias de narcotraficantes son algunos de los temas políticos que arrastra el gobierno de Enrique Peña Nieto, que aun sigue con sus increíbles promesas de aclarar el crimen contra 43 estudiantes de la escuela normalistas de Ayotzinapa hace tres años.
El gobierno de Colombia, que ganó notoriedad mundial al firmarse en 2016 el Acuerdo de Paz con las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), ahora como partido político en el escenario electoral, mantiene una posición de indiferencia ante el incumplimiento de mucho de los requerimientos suscritos.
Luego del desarme de las FARC-EP y la identificación de sus miembros, abandonados los campamentos de la guerra, han resurgido en esos espacios con gran fuerza los grupos paramilitares que han asesinado en 2017 más de 130 activistas sociales y ex guerrilleros, sin que el presidente Juan Manuel Santos adoptase medidas para impedirlos.
Analistas entienden que el acuerdo de paz puede estar en grave peligro si en 2018 gana la presidencia uno de los candidatos derechistas que se oponen al acuerdo de paz y echa por la borda casi seis años de conversaciones, primero con las FARC-EP y ahora con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
También habrá elecciones en Venezuela, cuyo presidente Nicolás Maduro, será el candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) fundado por el finado mandatario Hugo Chávez.
Tres elecciones celebró ese país en el 2017, e igual número ganó la Revolución Bolivariana. El 30 de julio la población decidió en las urnas la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente – a la que se subordinan el resto de los poderes- la cual puso fin a la ola de violencia de cuatro meses, desatada en abril- la cual dejó más de 150 muertos y centenares de heridos.
Luego, en octubre, el oficialismo ganó 19 de las 23 gobernaciones del país, y partidos de oposición las otras cuatros. En diciembre, como colofón de un año donde el pueblo revolucionario demostró su resistencia, de nuevo la Revolución Bolivariana ganó 308 de las 335 alcaldías en pugna.
Estos tres comicios fueron observados por organizaciones internacionales, invitados y los partidos contrincantes, sin que se detectara un elemento fraudulento. Victoria cerrada para el chavismo a pesar de la guerra sucia desatada hace casi cuatro años contra Maduro y su gobierno, y que en 2017 incluyó la amenaza de Washington de una intervención militar.
Igual suerte no vivió Honduras, donde de manera descarada el presidente Juan Orlando Hernández, quien cambió la Constitución Nacional para reelegirse, obtuvo una victoria pírrica contra el progresista Salvador Nasralla,
Una semana después de los comicios, con varios pretextos para no declarar a Nasralla legítimo ganador, el Tribunal Supremo Electoral declaro ganador a Hernández, en medio de protestas populares que todavía mantienen en la calle a la ciudadanía.
En Chile, y luego de un período considerado moderado durante el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, de nuevo el millonario derechista Sebastián Piñera se hizo de la presidencia del país por cuatro años.
Importante el surgimiento ese 2017 del Frente Amplio, liderado por la periodista Beatriz Sánchez, que ocupó el tercer puesto en la primera vuelta de los comicios, pero que no apoyó como partido en la segunda ronda al candidato perdedor de la coalición oficialista Alejandro Guilarte por su programa continuista del de Bachelet.
Ahí se mantienen enhiestas Nicaragua, Uruguay y El Salvador, y los países del Caribe, que decidieron en conjunto no se aplicaran sanciones a Venezuela en foros internacionales como la vendida Organización de Estados Americanos (OEA).
Está también Ecuador, gobernado por Lenin Moreno, el político designado por el exmandatario Rafael Correa para sustituirlo en la presidencia. Aunque Moreno aparece ahora como un hipercrítico de la gestión de Correa e incluso hizo condenar sin pruebas concretas a su vice Jorge Glas por corrupción, todavía no se ha definido contra la Revolución Ciudadana que lo llevó a la Primera Magistratura.
Casi al final del año, y en otro gesto demostrativo de la alianza de algunos gobiernos con la Casa Blanca, el gobierno guatemalteco del músico Jimmy Morales decidió trasladar su embajada de Tel Aviv para la ciudad santa de Jerusalén, imitando el desafiante gesto de Trump contra los palestinos.
No ha sido un año fácil en América Latina, donde cada día aparecen nuevos signos de corrupción, de entronización del narcotráfico en los gobiernos, en el avance moderado de la derecha, y en el siempre sensible desacuerdo entre las fuerzas oficiales de la izquierda.
Será 2018 por tanto un año de medición de cambios, positivos o no, para los 600 millones de latinoamericanos, un 48% de ellos pobres o en camino de serlo. (Pensando Américas-Las Razones de Cuba)