Por Gustavo Espinoza M. (*)
El español Juan Manuel Olarieta, comentando lo que ocurre en su país, sostiene que allí no hay falta de libertad de expresión, sino más bien exceso de fascismo. Bien podría usarse esa frase para precisar de una manera categórica lo que hoy ocurre en Nicaragua. Los que acusan al gobierno Sandinista de “acciones represivas” y de “atentados contra la libertad de expresión”, en verdad lo que perfilan con su conducta, es un exceso de fascismo.