No hay mal que dure cien años y en el caso del golpe de Estado en Bolivia duró «sólo» un año. Las comillas quieren relativizar esa poca duración porque los fascistas hicieron muchísimo daño: las masacres de Senkata, Sacaba y Pedregal, treinta muertos, heridos, presos políticos, exiliados y refugiados en embajadas, etc.