La asistencia de Cuba a la VII Cumbre de las Américas ratificará la ruptura total que la isla mantiene con respecto a la Organización de Estados Americanos (OEA), la cual funge hoy como eje del sistema de esas citas presidenciales.
Fuentes de la cancillería cubana insistieron en los últimos días en que la participación de su país en la reunión de Panamá (10 y 11 de abril) está “desasociada” del proyectado documento final titulado Mandatos para la acción.
“Es un momento cumbre e histórico para Panamá; tenemos la responsabilidad y la oportunidad de servir de puente, de promover el diálogo y la unidad entre las Américas”, así lo afirmó la vicepresidenta y canciller Isabel De Saint Malo de Alvarado.
La Cumbre de las Américas abordará, inevitablemente, temas que parecen no ser de interés para el gobierno estadounidense, como la paz, la presencia de bases militares en el hemisferio y el militarismo contra América Latina y el Caribe, que pone al continente sobre aviso de un nuevo intervencionismo militar en la zona o sobre la posibilidad de planes de golpes de Estado en países progresistas contrarios al hegemonismo de los Estados Unidos en la región: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil, aunque estos no serían los únicos.