Por Beatriz Albert Pino
Un café bien fuerte, su Santiago de Cuba natal, la familia y la música son para Eduardo Sosa pasiones para toda una vida; porque la abuela fue su inspiración melódica, Santiago la cuna, el café el recuerdo de las plantaciones que le rodearon una vez y la música, la música es su enamorada eterna.
Da la impresión que Sosa tiene un carácter muy serio, inmutable, pero nada más alejado de la esencia del trovador. “Yo sigo siendo un cubano de a pie, jaranero y trato de ser coherente ante todo”, me explica.