16 de marzo, 2016
Por Roberto García Hernández
La visita del presidente estadounidense, Barack Obama, a Cuba del 20 al 22 de marzo es una ocasión para pasar revista a lo que ambas naciones avanzaron y lo que queda pendiente en el camino hacia la normalización.
Para muchos expertos, su presencia en La Habana evidencia un paso adelante en los nexos entre los dos países -a pesar de las profundas diferencias que subsisten- y marca un hito histórico pues ningún gobernante norteamericano viene a la isla desde que lo hizo Calvin Coolidge en 1928.