a historia de los lazos entre Cuba y África tiene, quizá, los más amplios y numerosos testimonios de la solidaridad incondicional que ofrece al mundo la Isla caribeña. Es una historia vital, permanente, que en su currículo largo incluye sangre ofrendada, vidas valiosas puestas al servicio del bienestar de países lejanos y hermanos. A África, Cuba no va, Cuba vuelve, como este domingo hizo otra vez en la disposición de 111 hijos suyos, profesionales, esos de batas blancas que ha visto el mundo partir, lejos de su familia, para ayudar a otros pueblos a frenar el empuje asolador de la Covid-19.