Por Hildebrando Pérez Grande (*)
El reciente "Memorando Presidencial de Seguridad Nacional...", leído por Donald Trump, en Miami (dónde más podría ser?), ante una turba variopinta de impresentables exiliados cubanos, es, en verdad, una muestra patética de alguien que con sus palabras y gestos se ha ganado -hay que reconocerlo- un lugar privilegiado en la historia universal de la infamia, como diría Borges.