Por Eduardo González Viaña
El año pasado, cuando comenzaba la hecatombe, decenas de países vieron llegar a sus suelos varios ejércitos de “batas blancas”.
Eran los médicos y las enfermeras de Cuba que acudían a prestar su ayuda ante la pandemia.
La mayor parte de la población del mundo está afectada por este verdadero cataclismo y los países, incluso los más desarrollados, han visto tambalear a los sistemas planetarios que se suponía eran los más poderosos.