Ahora suelen llamarlas “revoluciones blandas”, “de colores” y no se sabe cuántos eufemismos más. Sin embargo, en plata, al final se trata de pura y neta agresión, donde las bombas, la metralla y las tropas (no olvidadas nunca si existe la oportunidad de usarlas), parecerían, sin embargo, fuera del escenario.