Durante el mes de noviembre la “gran” prensa mundial, al servicio del capital, se hizo eco de una serie de noticias –finamente elaboradas– sobre Cuba, con un denominador común: un “grupo de jóvenes artistas integrantes del Movimiento San Isidro (MSI)” entraban en huelga de hambre por el apresamiento de uno de sus compañeros, en lo que parecía ser “un acto arbitrario y represivo del régimen comunista”.