Vacantes que Bolsonaro no podrá llenar

Nov 29, 2018

«Esa es la misma historia, la misma de 2013; los médicos de aquí dijeron ir a las comunidades y al final no lo hicieron, la situación se repite», nos dice de pronto una señora que ha venido a despedirse de nuestros galenos, y que afortunadamente nos ha confundido con ellos. «¿Ustedes son del Programa Más Médicos?», pregunta Carmen Moreira con la voz entrecortada a un amigo que me acompaña y a mí. Le respondemos que no, que también los estamos esperando.

La señora está como apurada y no quiere irse sin dejar su agradecimiento a quienes «han salvado a este pueblo dándole mucha salud y amor», afirma en un portugués perfecto que mi compañero me ayuda a entender.

«Quiero pedirle disculpas por esa payasada del presidente Bolsonaro. Él lo que está es manipulando a los médicos de allá, miente groseramente y estamos seguros de que su Gobierno no va a conseguir lo que hicieron ustedes», dice y repite: «Esa, la de la convocatoria, es la misma historia, la de 2013».

En pocos minutos, son muchos los recuerdos que vienen a mi mente de ese año; algunos tristes, otros de aliento: la muerte del mejor amigo que ha tenido el pueblo cubano, Hugo Rafael Chávez Frías, y también de un querido profesor universitario, Juan Nuiry Sánchez, el año del 8vo. Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria, de Villa Clara campeón de la Serie Nacional de Béisbol después de 18 años, de una celebración bien grande en familia del Día de las madres… pero también es la fecha en la cual Cuba comenzaba a participar en el Programa Más Médicos para Brasil.

Pienso en las palabras de Carmen Moreira y, precisamente en que esta iniciativa de Dilma Rousseff, en ese tiempo Presidenta del país carioca, llegó, además de para asegurar la atención médica a la mayor cantidad de la población brasileña, porque los profesionales de este país y de otras naciones inscritos para llenar vacantes de asistencia sanitaria no fueron a los lugares más necesitados.

«La mayoría de los galenos que se forman en esta nación son gente de mucho dinero, de élite, que tienen familias médicas y, después de graduados, lamentablemente no tienen interés para actuar en la periferia, en las favelas, en los confines de los desiertos. Por eso mismo fue que los cubanos vinieron y la gente está muy agradecida por su trabajo», asegura el joven Everton Sousa, integrante del Movimiento Paulista y de la Brigada Sudamericana de Solidaridad con Cuba.

Asevera que infelizmente habla de su Patria, pero las realidades no se pueden esconder. «¿Los médicos que se dicen “patriotas” partidarios del neofascista Bolsonaro ahora van a atender en las periferias? Sabemos que no, y que lo que está por venir para Brasil es algo muy terrible. Viviremos en una dictadura, pues el nuevo Presidente fue elegido para ser un dictador, pero ha disfrazado todo».

Recordemos que en 2013 Brasil solo poseía 1,8 médicos por cada mil habitantes. Menos que México, Uruguay y Argentina. Y que en estos cinco años de trabajo nuestros colaboradores atendieron a 113 millones 359 000 pacientes, en más de  3 600 municipios. Ellos cubrieron un universo de hasta  60 millones de brasileños en el momento en que constituían el 80 por ciento de todos los participantes en el programa. Otro dato: más de 700 municipios tuvieron un médico por primera vez.

¿Alejados de la civilización?

Según la Organización Panamericana de la Salud, a través de la cual se realiza la participación de la Mayor de las Antillas, «los lugares donde trabajan los cubanos fueron ofrecidos primeramente a los médicos brasileños que no los aceptaron» debido a su alejamiento de la «civilización» y la falta de condiciones básicas para vivir cómodamente.

Justamente, reportes de la prensa brasileña de septiembre de 2013 evidenciaban esta situación. «A un día del final del plazo para presentarse a los municipios donde trabajarán a través del programa Más Médicos, el 53 por ciento de los galenos brasileños seleccionados por el programa aún no han aparecido para trabajar. En total, el 47 por ciento —511 profesionales en un universo de 1 096— ya iniciaron sus actividades en las unidades básicas de salud», reseñaban.

En ese entonces, Alexandre Padilha, ministro de Salud de Brasil, aseguraba que el cuadro reforzaba el diagnóstico del  drama que viven los municipios y Estados cuando hacen una selección pública para médicos: no todos aparecen para comenzar su trabajo, y advertía que iban a «buscar reponer con brasileños o extranjeros».

Los recuerdos los comparte ahora también al llegar al aeropuerto internacional Gobernador André Franco Montoro, más conocido como Guarulhos, donde ha venido a honrar la actitud de un grupo de colaboradores que parten hacia Cuba. Al mismo tiempo, califica de desastroso el impacto de la salida de los médicos para la salud pública brasileña, algo que no deja de esconder en su rostro.

«Algunos profesionales asistieron cuando nuestro llamado de 2013», señala, y nos recuerda que quisieron negociar la carga horaria de trabajo y eso no lo admitieron. «Es que no podíamos aceptar a quien solo quería trabajar uno o dos días a la semana o salir de vacaciones tres días después del inicio del Más Médicos.

«Vale recordar que los amigos cubanos solo fueron llamados después de que 11 000 plazas no fueron llenadas por brasileños, que tienen prioridad en la selección. Luego, todos los años repetíamos el llamado para nuestros doctores, quienes desgraciadamente no ocupaban las vacantes», dice el también político brasileño y médico de enfermedades infecciosas.

¿Alejados de la civilización nosotros? Nada de eso, me dice sonriente la doctora Yisel Celina Fuentes Rueda, quien estuvo ubicada en el municipio Piracicaba. «Era una lugar muy pequeño y apartado, pero ahí estábamos interactuando con la población, una población muy cariñosa. Teníamos varios servicios y también actuábamos como sicólogos, como amigos.

«Dejé a mis pacientes llorando y fueron muchos los que me suplicaron que me quedara, que no los dejara. Nos despedimos entre el agradecimiento y la incertidumbre de quién los atenderá ahora. Por eso es importante que ese municipio, como los otros en los cuales trabajamos, tenga reposición inmediata, para evitar un vacío», añade.

Solo la enfermedad del día

Cinco años después, Brasil emitió un plan de emergencia para cubrir las plazas que ha dejado la partida de nuestros profesionales. Según el balance actualizado del Ministerio de Salud de aquí el 97,2 por ciento de las vacantes del nuevo edicto del Programa Más Médicos ya se han cumplido, y 8 278 médicos ya están asignados para actuación inmediata.

Pero, como nos advertía Renato de Souza Lemos, médico de familia y comunidad, egresado de la Escuela Latinoamericana de Medicina en 2009 y supervisor del Más Médicos, eso no debe ocurrir, pues aquí «cada graduación es una para el mercado, para el consumo. Los médicos quieren ser parte del programa pero desde las capitales, y no hay nadie para poner, por ejemplo, en el    Amazonas.

«Aquí tenemos médicos plantonistas, pero ellos tratan la enfermedad del día, y no del acompañamiento médico. Hasta tanto se sustituyan, se quedarán sin ese servicio», apunta y recuerda que quienes se forman en Cuba, «no solo aprendemos la Medicina, sino también cómo tratar al paciente de la forma más humana posible y cómo ponerse en el lugar del otro», destaca.

Pareciera que esas cosas no las comprende Jair Bolsonaro, quien desde 2016, cuando era diputado, ha criticado al Más Médicos y la profesionalidad de los galenos cubanos, que es altamente reconocida. Eso se los puedo asegurar yo, apunta Wanderley Oliveira, activista por los derechos humanos en Brasil y quien fuera atendido por nuestros doctores.

«La consulta duró como una hora y eso nunca hubiese sido con un médico de aquí. Había que ver como me miraban a los ojos y me tocaban, como me preguntaban por mi dolor. Ellos nos recibían como si fuéramos su familia y se enfrentaban a situaciones complejas y hacían hasta lo imposible por lograr nuestra mejoría y que nos curáramos», agrega.

Ahora, como en 2013, los profesionales brasileros que se inscribieron para sustituir a los cubanos en el Programa Más Médicos, son en su mayoría doctores que ya tienen otro cargo en los diferentes Estados. Sin la entrada de nuevos galenos, el simple reajuste, como dicen varios especialistas, podría agravar la salud, ya que los médicos tendrían que abandonar la ciudad en la que ejercen actualmente para atender pacientes en otra.

Aunque Bolsonaro argumenta que los médicos brasileños están en capacidad de solventar la demanda de servicios de salud en el país, Lincoln Lopes Ferreira, presidente de la Asociación Médica Brasileña, ha dicho que «falta una política, un financiamiento, una estructuración adecuada para que la medicina brasileña pueda ejercer en toda su plenitud».

Queda por ver si se ocuparán las áreas más distantes, remotas, pobres, de poblaciones indígenas, pero todo indica que se trata del mismo perro con diferente collar. Como decía la brasileña Carmen Moreira: será la misma historia.

(Juventud Rebelde-Pensando Américas)