Una nueva Universidad para América Latina
Por Yuniel Labacena Romero
América Latina necesita una nueva Universidad. No solo lo aseguran los tiempos que vive. Es el reclamo también de miles de sus hijos. Luego del período oscuro que vivió con sangrientas dictaduras y con el despertar del letargo neoliberal, al continente le urge otra Universidad, que no tiene por qué ser homogénea, sino ajustarse a cada país.
Quizás por ello palpitan aún en el corazón de sus jóvenes el manifiesto de Córdoba, ese que defendió hace casi cien años los principios de autonomía universitaria, cogobierno, acceso universal a la educación y compromiso con la sociedad, en fin, la defensa de una educación al servicio de los pueblos.
Entonces, no por fortuna el IV Foro de Jóvenes de las Américas, que se celebrará del 8 al 10 de abril, en la ciudad de Panamá, pondrá otra vez este tema sobre la mesa, pues la integración latinoamericana presenta a la nueva generación trascendentales desafíos para esta esfera en función de sus pueblos.
Fue ese también el pensamiento de varios líderes de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (Oclae), que dialogaron con este reportero durante la reunión de su Secretariado General, realizada en La Habana. Se habló entonces de seguir defendiendo una educación gratuita y de calidad que ayude también a los pueblos.
Las movilizaciones sociales que han protagonizados los estudiantes en Chile, Puerto Rico, Colombia..., sobre todo en los últimos años, despertaron a una sociedad que llevaba años expectante, motivaron a que la población exigiera mayores espacios de participación y provocaron un temblor que sacó de su letargo a una elite política acomodada.
UNA EDUCACIÓN DISTINTA Y NUESTRA
Martín Randall, Secretario de Relaciones Internacionales de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay es de los que piensan que los jóvenes pueden cambiar el mundo desde la educación, pues a través de ella se eliminan desigualdades y permitir un acceso al conocimiento y la formación más libre.
«Tener una verdadera enseñanza nos admite hacer frente a la realidad de injusticia que viven los pueblos y encontrar el camino ideal y la Revolución que demandan el área. Tenemos que lograr una educación distinta y nuestra, y la única forma es mediante la movilización.
«Una movilización desde la unidad, la solidaridad, desde los estudiantes, con los actores más sociales, pues no podemos ser ajenos a las realidades de los pueblos y debemos ser el motor de esas transformaciones», asegura el joven quien estudia en la Universidad de la República.
Randall asevera que el rumbo de lo que verdaderamente queremos lograr está en la Reforma de Córdoba, pero no es una regla aplicable a todos los países por igual, sino que hay que adaptarlo a los sistemas y necesidades para que sea un éxito.
En ese sentido, destacó que la Oclae tiene un rol esencial por ser la única plataforma continental y por sus propuestas serias para no privatizar la educación. «El lugar que uno tiene que ocupar nadie no los va a regalar, tenemos que ganarlo con trabajo, con estrategias».
AL SERVICIO DE LOS PUEBLOS
Conseguir la liberación del ser humano solo podrá hacerse a través del conocimiento y ello se logra con la unidad de nuestra América afirman varios de los dirigentes estudiantiles y añaden que la democracia latinoamericana es importante en la concepción de la nueva universidad. Es necesario que nuestros centros hagan política, defiendan la enseñanza como bien público y derecho universal.
Esos razonamientos también lo comparte Édison Alomoto, vicepresidente de la Federación de Estudiantes Politécnicos del Educador, quien apunta que debemos reconocer la diversidad de la región porque así avanzaremos hacia una educación como modelo alternativo de cada país.
«La unidad se edifica con la sabiduría de quienes habitamos en este continente. Hoy se requiere contar con centros educativos que formen jóvenes capaces, no solo de aprender para aportar a intereses mercantiles, sino para transformar desde la raíz nuestras sociedades».
Mateus Fiorentini, ex miembro del secretariado ejecutivo de la Oclae resalta que hay que promover un conocimiento libre genuinamente latinoamericano a favor de la sociedad y de la cimentación de una identidad nuestra, y que en ese sentido se han generado distintos espacios que buscan crear un ente educacional para la integración.
El joven, quien integró la Unión Nacional de Estudiantes de Brasil, destaca entre esos sitios, la creación del Espacio Latinoamericano de Educación Superior, que representa una oportunidad para avanzar hacia la integración de los sistemas universitarios y la producción de un conocimiento libre, soberano y latinoamericano, y en el que el movimiento estudiantil a través de la Oclae han sido incluido como actor importante.
«Es primordial promover la integración educacional del continente, promover la integración de la producción del conocimiento, movilidad académica, generar programas y centros de investigación comunes en áreas estratégicas el avance de los pueblos en su lucha por una nueva sociedad, soberana y más justa», señala.
«Chile, con más del 60 por ciento de la educación privada y con universidades públicas que se sustentan a través de lo que pagan los estudiantes es un fuerte referente de lo que hay que conseguir para nuestros pueblos», reconoce Moisés Paredes, quien resalta que las movilizaciones en contra de ese fenómeno se han convertido en una cruzada de muchos sectores para conseguir un país diferente.
El ex vocero de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios de la nación chilena dijo que hay que insertar a la Universidad en el centro del proceso de integración y defender la educación como un derecho humano y no como mercancía ni privilegio de unos cuantos.
«El movimiento estudiantil tiene que estar en el debate de estos temas, asumiendo nuestra autonomía para ser una fuerza social transformadora, que presione para lograr cambios y conseguir un continente más inclusivo, donde no se prioricen los intereses del puñado de personas.
«La nueva universidad solo será viable si tenemos en cuenta la autonomía universitaria y involucramos a estudiantes, profesores, trabajadores, egresados, rectores, gobiernos, sindicatos... a toda la sociedad como ha demostrado el combate chileno».
LA HORA DE NUESTRA EDUCACIÓN
Según Ricardo Guardia Lugo, presidente de la Oclae el avance del proceso de integración de América Latina y el Caribe presenta un escenario positivo para la educación en el continente, pues la elección de los distintos gobiernos progresistas han generado un proceso de fortalecimiento de la soberanía regional y en las políticas de resguardo de la educación pública.
En ese sentido destaca que varios órganos multilaterales y gobiernos han generado acciones en sus países. La Unasur, el Mercosur, el ALBA y varias naciones que pertenecen a estas plataformas han emprendido programas de movilidad académica, de reconocimientos de títulos, han creado becas e implementado políticas en materia educativa para romper con el atrasado e injusto modelo neoliberal y avanzar hacia una educación más genuinamente latinoamericana.
Resalta que el primer espacio de reunión de la Celac el pasado año tras asumir Cuba la presidencia protémpore fue dedicado a discutir el tema educacional, momento ante el cual la Oclae presentó una propuesta de 28 puntos que dejaba explícito la posición de los estudiantes de la región ante el tema.
Sin embargo, apunta, que este no es un escenario uniforme y tampoco universal, pues mientras vivimos esos cambios, en países como Honduras, Chile, Colombia y Puerto Rico existen los residuos del proyecto neoliberal. Además hoy el 50 por ciento de las matriculas de la Educación Superior en el continente están en las universidades privadas.
«Tenemos que lograr una enseñanza pública, gratuita y de calidad, con facilidades de acceso y que priorice al sujeto como un actor que transforme su entorno. Los procesos sustantivos de esta nueva Universidad tiene que salirse de lo académico y lo investigativo, para apostar más por el extensionismo hacia el desarrollo de la sociedad.
«Los estudiantes nos encontramos hoy en un momento muy especial de nuestra historia, y por ello tenemos que movilizar al movimiento estudiantil latinoamericano y caribeño agrupado en la Oclae para construir la propuesta de integración educacional del continente que queremos.
«Son esos principios los que hemos defendido desde la creación de nuestra organización y los que reclamamos en cada espacio, pues no existe nada más revelador que una educación que prepare para toda la vida. Queremos una universidad nueva, con un pensamiento fértil y adecuado para los tiempos futuros».