#TIChabana2015 #Redes sociales y #Financiamiento para desestabilizar #AmericaLatina

Jun 01, 2015

La estrategia de comunicación política, aplicada por la derecha en contra de los movimientos progresistas de América Latina, tiene detrás el financiamiento norteamericano. El objetivo del financiamiento es la desestabilización de aquellos gobiernos que decidieron no seguir arrodillados ante un poder que se creía hegemónico.
 
Desde que nacieron nuestras repúblicas, las derechas continentales han intentado tener el control absoluto de los espacios de poder, para asegurar que sus intereses económicos y políticos no se vean comprometidos. Vender el país a cambio de la garantía de ganancias ha sido una práctica real y sistemática en de la derecha.
 
Hoy su modus operandi en las redes sociales virtuales, ha ayudado a exponer los hilos que unen las viejas prácticas desestabilizadoras transnacionales a su principal objetivo: mantener el poder político sobre los países al otro lado del Río Bravo.
 
Sea en Brasil, Ecuador, Venezuela o Argentina, por más que los gobiernos progresistas intenten desenmascarar dichas prácticas, muchas de ellas criminales, gracias al apoyo de los grandes grupos empresariales de la comunicación, son escondidas o invisibilizadas a la población; es casi imperceptibles, pero las acciones desestabilizadoras son reales, ilegales y cuestan vidas. Sobre este asunto, los ejemplos son varios.
 
BRASIL
 
En Brasil, después de una ostentosa operación en redes sociales, el día 15 de marzo de 2015, se realizaron una serie de marchas pidiendo el retorno del régimen dictatorial y el derrocamiento de la presidenta Dilma Rousseff. Esta acción, que llevó a 250 mil personas a las calles de São Paulo, fue coordinada por el Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB), derrotado en las elecciones de 2014 por el Partido dos Trabalhadores (PT), y cuya convocatoria fue operada básicamente a través de dos plataformas denominadas “Vem Pra Rua” (Ven a la Calle) y “Estudantes Pela Liberdade” (Estudiantes por la Libertad).
 
Ambas manifestaciones tienen en común el financiamiento de fundaciones norteamericanas. “Vem Pra Rua” es de propiedad de Rogério Chequer, quien también es dueño de una empresa de inversiones en EE.UU., y colaborador de la empresa Stratfor, ampliamente denunciada por Wikileaks por trabajar para la desestabilización de gobiernos no alineados a los intereses norteamericanos. A su vez, “Estudantes Pela Liberdade” es financiada por los hermanos Koch, empresarios norteamericanos del sector petrolero, principales colaboradores del Tea Party, con explícitos intereses en la privatización de la PETROBRAS y sus campos hidrocarburíferos de Brasil (en los links proporcionados se puede encontrar esta información).
 
La promiscua relación entre los intereses internacionales, organizaciones sociales de derecha y los medios de comunicación, puede ser evidenciada en estas imágenes:  Screen Shot 2015-04-02 at 3.49.08 PM
 
Las banderas pidiendo la vuelta de la dictadura eran explícitas mientras la “Rede Globo”, mayor conglomerado comunicacional de Brasil y uno de los principales del mundo, destacaba como hecho noticioso que se trataba de una manifestación contra el Gobierno. El descaro ataca los principios más básicos del periodismo. La verdadera noticia es que durante una manifestación, denominada democrática, se defienda el regreso de un régimen dictatorial en el que los manifestantes, sin duda alguna, serian asesinados por los organismos de represión del Estado. Esto, sin contar los sinnúmeros de pedidos de invasión de los EE.UU. a Brasil, como podemos ver a continuación.
 
Los medios privados posicionan una matriz de opinión que intenta legitimar ilegalidades cometidas por la violencia ideológica y física de las derechas, al mismo tiempo que las organizaciones financiadas por EEUU, como las mencionadas anteriormente, operan las movilizaciones.
 
VENEZUELA
 
El caso más escandaloso de desestabilización sucede en Venezuela donde, de los 2.896 medios existentes, 2.332, es decir el 80%, son privados, los cuales según la Constitución pueden operar libremente, pese a las denuncias de la SIP; muestra de ello es que en su mayoría promueven información contraria al régimen, como se puede ver en este reportaje de Venevisión, que transmite en vivo, al lado de la Policía Nacional Bolivariana sin ningún tipo de censura o represión, una entrevista de una líder estudiantil que protesta contra el gobierno de Nicolás Maduro. ¿Cómo en un país donde no hay libertad se puede atacar libremente al gobierno, sin ser molestado por las fuerzas del orden que se encuentran a menos de un metro de la manifestante?
 
Medios internacionales también intentaron darle legitimidad a esta teoría de falta de libertar, haciendo reportajes en las calles de Venezuela, en los que se enfatiza la no existencia de la libertad de expresión. Prueba de ello es este video del Canal Univisión que promueve las guarimbas como una “respuesta” de la insatisfacción popular frente al Gobierno democrático de Venezuela, apenas electo en aquel entonces. Nuevamente la prensa privada jugando claramente su rol.
 
Las guarimbas se instalan a partir del llamado a la violencia de Henrique Capriles, candidato derechista que fue derrotado electoralmente y quien inicia una operación en las calles, en la que, disfrazados de estudiantes, paramilitares aterrorizaban a todo el país. El objetivo final era generar una reacción agresiva por parte de las fuerzas del orden, que costara muchas vidas y que diera a los medios de comunicación privados el contenido suficiente para justificar el llamado a la intervención extranjera. El presidente Nicolás Maduro entendió la trampa y resistió dicha coyuntura con el menor daño posible y el total respaldo de los miembros de la UNASUR.
 
Otra figura de la oposición venezolana es Leopoldo López, ex alcalde de Chacao, detenido en febrero de 2014 por llamar a la violencia. Uno de sus principales colaboradores y ejecutor de la estrategia de desestabilización es Lorent Saleh, entrenado por paramilitares colombianos con el respaldo del expresidente Álvaro Uribe.
 
De cierta forma, las guarimbas no lograron su objetivo y el gobierno de Maduro pudo controlar la situación, pese al trágico resultado de más de 40 muertos y más de 800 heridos, incluyendo policías y militares. El desorden se prolongó entre febrero y abril del 2014.
 
Para que una articulación de esa magnitud fuera posible, la oposición venezolana utilizó fuentes de financiamiento como la “Fundación Nacional para la Democracia” (NED por sus siglas en inglés), ampliamente conocida por el envío de recursos a organizaciones de la derecha como FORMA, que auspicia esos grupos desestabilizadores.
 
El ápice del apoyo de la prensa a esta ilegal protesta fue CNN México, que enseñaba cómo los “manifestantes” debían enviar sus videos para ser transmitidos por ese medio. Así como en Brasil, las tentativas de golpe de estado, que piden intervención militar, son tratadas por los medios de comunicación privados como manifestaciones legítimas de la voluntad popular.
 
ECUADOR
 
Ese mismo proceso para generar desestabilización en los regímenes democráticos, también se está consolidando en Ecuador. En una denuncia realizada en enero del 2014 por el diario estatal El Telégrafo, se evidenció cómo la NED, a través de la asambleísta constituyente y candidata presidencial Martha Roldós, financió la creación de una fundación que tiene como objetivo crear un sitio web de oposición al régimen del Presidente Rafael Correa. Cabe resaltar que en el rol de pago de ese sitio constan políticos y periodistas de oposición, como lo sustenta la investigación realizada por el rotativo. Resulta impensable que Martha Roldós busque a una fundación norteamericana para financiar su proyecto, cuando el Fiscal General del Estado, Galo Chiriboga, anunció recientemente que el Plan Cóndor, creado por los mismos norteamericanos, podría estar detrás del supuesto asesinato de su padre, el ex presidente ecuatoriano Jaime Roldós.
 
Para que estos procesos ocurran de manera conexa en diversos países de América Latina, es porque las tácticas son coordinadas para instalar el pánico generalizado con acciones en las calles como las guarimbas y las manifestaciones en Brasil; o para esparcir mentiras y desinformación. Los estrategas de la derecha intentan utilizar el sentimiento y el estado de ánimo de la población como su terreno fértil para el ataque a los gobiernos progresistas, y su principal herramienta son las redes sociales virtuales
 
Para enfrentar estas coyunturas generadas a partir de acciones desestabilizadoras, el proceso de articulación política entre sociedad y gobierno son indispensables para soportar la tensión generada. El enfrentamiento a las empresas de comunicación también son desgastantes, pero necesarias. Las mentiras propagadas por los medios, que no son contrastadas o desmentidas se pueden acabar transformando en verdades.
 
Nada sustituirá la fuerza de un gobierno que cumpla sus compromisos asumidos en campaña. Pero ganar esa batalla en las redes sociales virtuales es clave. Sin los mecanismos directos para informar esos cumplimientos a la ciudadanía, se debilita sensiblemente la capacidad de gobernar.
 
Los gobiernos y movimientos progresistas también han conseguido con cierta eficiencia en evidenciar a la ciudadanía a través de las redes sociales virtuales la alianza entre la derecha y las empresas de comunicación que tanto han atacado. El falso discurso de imparcialidad de la prensa, que tanto sirvió para camuflar sus intenciones reales políticas, obligó a la derecha a recurrir al uso de supuestas organizaciones sociales que han asumido ese rol de crear un “discurso imparcial” disfrazado de una supuesta voluntad legitima y popular.
 
Ese nuevo planteamiento de la derecha en el uso de supuestas organizaciones sociales deberá ser enfrentado a través de la misma sociedad civil fuera y dentro de las redes. Y es aquí cuando la capacidad movilizadora es decisiva, no solo para asumir una postura crítica frente a la desinformación o a los intentos desestabilizadores, sino para tomar las banderas de defensa de los logros de los gobiernos de izquierda en el continente. No hay que temer el enfrentamiento, las redes sociales virtuales son un campo más de disputa de poder, y consecuentemente, de defensa de la verdad.
 

Tomado de Ventana Política