Por Froilán González y Adys Cupull.
La tumba de Tania quedó anónima durante 31 años, y la búsqueda fue tarea constante y en silencio. Pocos conocían que su cadáver fue sacado del cementerio, donde en 1984 nos llevaron a observar una cruz que supuestamente señalaba el lugar, y a un nicho municipal donde se indicaba el destino final. Pero en ninguno de ambos sitios se encontraba.