¿Roma no paga traidores?

Jun 20, 2016

20 de junio, 2016

Por: Omar Olazábal Rodríguez

Con el argumento de que la crisis institucional en Venezuela exige cambios inmediatos, el secretario general de la OEA, Luis Almagro (en imagen de archivo), invocó la Carta Democrática contra el país sudamericano.

El circo romano en que Luis Almagro y sus jefes han convertido a la 46 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos comienza a desmoronarse. Los agravios contra la Venezuela bolivariana tienen la respuesta firme de quienes hace ya mucho tiempo decidieron no ser trastienda de nadie. Es como si retornáramos a los 60 y se sintiera la voz firme de Cuba, en aquel momento sola contra las marionetas del imperio.

Y es que hasta ahora les va saliendo mal el montaje. La insólita petición de Almagro de convocar el 23 de Junio a la OEA para activar la llamada Carta Democrática contra Venezuela y su pueblo ya tuvo un preámbulo infeliz para el Secretario General de esa organización el pasado día 1ero. cuando el Consejo Permanente aprobó una Resolución que llamaba al diálogo, algo a lo que se niega la oposición derechista de esa nación.

En la agenda de la actual Asamblea no figuraba el tema de la situación en Venezuela. Sin embargo, tras la reunión previa al cónclave que sostuvieron Almagro y el Secretario de Estado norteamericano John Kerry, todo parece indicar que acordaron atacar a la República Bolivariana desde el inicio. El representante de la Administración Obama intentó dar rumbo a lo acordado y de manera amenazante. “Habló el amo del mundo”, dijo la Canciller venezolana Delcy Rodríguez en su réplica.

Son tantos los temas pendientes en esta parte del planeta que es impensable no analizarlos en una reunión de ese tipo. Desde el golpe de estado en Brasil, pasando por los más de cien mil despidos en Argentina y los ataques de Macri a la libertad de expresión, los asesinatos constantes de periodistas y activistas en varios países, la degradación ecológica como consecuencia de la acción de las grandes trasnacionales norteamericanas. La lista de los males es grande y todos afectan a millones de personas en la región.

De eso no se habla en los salones de la OEA. Para Almagro esos temas no existen en la agenda. Solo sonrisas para sus interlocutores en el Gobierno y el Congreso norteamericanos. Las fotos de sus encuentros con los más retrógrados representantes de la política estadounidense no dejan lugar a dudas de sus actuales preferencias. Y es que el Oso, como le dicen sus amigos, no puede vestirse de cordero.

A más de un año de su elección como Secretario General no me queda otra cosa que asombrarme de lo que dijo en aquella ocasión, y cito: “Juntos podemos darle a la OEA una credibilidad que hoy todos reclaman”. Es la misión imposible de cualquiera, pues el desprestigio ha acompañado siempre a esa organización, archiconocida como el brazo de los Estados Unidos en sus afanes de dominación en esta área geográfica. Y las acciones de Almagro lo que hacen es hundirla más, si eso es realmente posible.

Solo alerto una vez más lo que muchos colegas han reiterado. Se está preparando un escenario de intervención en Venezuela pues no han podido vencerla por otras vías. La fiera está molesta ante la firmeza del gobierno legítimamente electo en ese país. Y no entienden ni Almagro ni sus jefes cómo es posible que no puedan derrotar a la Revolución Bolivariana.

En los tiempos en que América Latina y el Caribe cuentan con esquemas de concertación como la CELAC, la 46 Asamblea General ratifica que esa desprestigiada organización llamada OEA no tiene futuro. Y aunque Escipio no quiso pagarle a los tres traidores que asesinaron a Viriato, dudo mucho que ahora el imperio no le pague a quienes intentan acabar con la unidad latinoamericana. La Pax Americana es de otra índole. Sus arcas sirven para llenar los bolsillos de los que siguen su mandato. Solo que cuando se canse de ellos los echará al olvido. Revise Usted las páginas de la historia y se dará cuenta de lo que estoy hablando.

(De Cubadebate)