En un país, como Honduras, sometido a un régimen feroz de represión, crimen organizado, impunidad, miseria, y sometimiento a los Estados Unidos, es normal que las personas abriguen la esperanza de que, de repente, surgirá un sujeto político que asuma la dirección de la lucha contra el oprobio. Muchos especialistas, sociólogos, politólogos, y otros formadores de opinión, repiten todos los días la misma historia: “si la oposición no se une, no se podrá derrotar a la dictadura de JOH”.