Perú. Tres Cañonazos

Sep 30, 2019

Por Gustavo Espinoza M.

No fueron 21 cañonazos los que disparó la salva de la Mafia apro-fujimorista este fin de semana en nuestro país. Pero fueron suficientes para remover los conchos de conciencia de la ciudadanía, que salió a las calles a expresar su más viva protesta por el fondo y la forma con la que actuaron los parlamentarios de la coalición dominante.

La Sala Plena del Tribunal Constitucional encargada de liberar a Keiko Fujimori, fue la primera. Allí, abogados y voceros de la encarcelada, hablaron hasta por los codos sin aportar ningún elemento jurídico, buscando apenas despertar lástima con sus llamados a amparar a una pobre madre desesperada, que sólo busca reunirse con sus hijos, y que no puede hacerlo por la malvada voluntad de jueces que hasta en tres instancias del Poder pertinente resolvieron su permanencia tras las rejas en el Penal de Chorrillos. Como si el pa{is no tuviera memoria obviaron todo: desde los estudios universitarios pagados con plata de todos los peruanos, hasta las conexiones con la empresa Odebrecht, incluyendo los latrocinios puestos en evidencia y que la inmensa mayoría de peruanos conocen y condenan.

La sesión de la Comisión de Constitución del Congreso de la República, celebrada en horas de la mañana del jueves 25, fue la segunda. Allí, 13 parlamentarios –los demás se fueron asqueados por la farsa- resolvieron “archivar” definitivamente el proyecto presentado por el Ejecutivo en torno al adelanto de las elecciones generales para el próximo año. Ninguno de los argumentos expuestos por la minoría opositora hizo que cambiaran de opinión los voceros del Keikismo aliado con el APRA. Ni siquiera la cauta idea que ese debate se suspendiera en el seno de la Comisión y fuera derivado al Pleno del Congreso, que se reunirá mañana lunes. Ningún debate a luz pública quisieron generar, porque saben que no podrán fundamentar lo indefendible.

Y si, el lunes 30 asomará la tercera salva. Se orientará a asegurar la elección de seis de los siete miembros del Tribunal Constitucional tramada en una inconfesable   repartija. Sólo el requisito que exige 87 votos -de un total de 130- podría impedir la concreción de este propósito para la Mafia vital, porque de él espera nada menos que liberación de Alberto Fujimori, el tirano de la Década Dantesca, como la definiera un prestigioso psiquiatra peruano.

Estas salvas requieren de dos respuestas. La primera, deberá provenir del Poder Ejecutivo, que no esta vez no podrá quedarse en babia. Y la segunda, de la ciudadanía que ya está en la calle exigiendo se ponga fin a esa mezcla de soberbia e infamia que deriva de la voluntad de ese aviesa “mayoría” parlamentaria.

El Perú merece más suerte, que depender de la decisión de un colectivo congresal tan descalificado y tan mediocre, como el que representa ahora a Fuerza Popular y al APRA. Pocas veces el país se ha visto confrontado con una representación parlamentaria más corrupta y más aviesa que ésta, que lideran personalidades tan erráticas como Héctor Becerril, Milagros Salazar, Rosa Bartra o Tamar Arimborgo.  Luego de haber hecho el ridículo ante la “Comisión de Venecia” a la que trajeron con bombos y platillos, salieron a la luz sin el menor respeto por el pueblo.

Y es que pocas veces un grupo tan despreciable ha logrado hacer de las suyas en el Parlamento Nacional como ocurre hoy. Si la indignación ciudadana rebasa los límites de la ira para enfrentar un cuadro así, no podrá eso atribuirse a la impaciencia de las multitudes, sino a la infinita torpeza de quienes ostentan ahora el papel de “Padre de la Patria”. Con tales padres, es absolutamente natural que millones de peruanos se proclamen huérfanos por elemental sentido de dignidad.  

El escenario político nacional luce ciertamente ensombrecido. Corresponde al Jefe del Estado hablar en voz alta en torno a la materia. Pero más allá de sus palabras, que bien pueden estar mediatizadas por los mismos resortes del Poder; está la voluntad del pueblo, que ni puede dejarse engañar ni avasallar.

La historia es nuestra, y la hacen los pueblos, dijo otro Presidente Latinoamericano acosado por hordas fascistas que con fusiles buscaba arrebatarle el Poder. Si hoy algunos buscan quitarle al Jefe de Estado peruano el respeto por su cargo; debieran llevarse una respuesta decorosa.  (fin)