20 de marzo, 2016

Por Yimel Díaz

El presidente de Estados Unidos Barack Obama descendió sonriente del avión que le trajo a Cuba. Una sombrilla negra que él mismo sostenía le guarecía, junto a su esposa Michelle, de una llovizna que casualmente también llegaba del Norte y presagia lo que podría ser uno de los últimos frentes fríos de la temporada. Se inició así la esperada visita del dignatario de Estados Unidos a Cuba, la primera en casi 90 años y la primera del siglo XXI.

Al pie de la escalerilla le esperaba el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, quien en deferente gesto obsequió rosas a las mujeres de la familia: amarillas a la primera dama; rojas a la suegra, la señora Marian Robinson,y rosadas a las más jóvenes, Malia y SashaSasha, hijas de los Obama. Junto a ellos llegaron Nancy Pelosi, de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes; los senadores del mismo partido, Patrick Leahy y Dick Durbin y del republicano, Jeff Flake. Se espera además una delegación más amplia de líderes políticos y empresariales que se incorporarán a la agenda acordada por ambas partes. A pesar de las tensiones vividas por los dos países durante más de 5 décadas, esta será una visita histórica, que se inició sin etiquetas.

Desde el inicio de la normalización de las relaciones entre los dos Estados anunciado el 17 de diciembre del 2014, Obama y miembros de su gabinete han expresado su propósito de hacer irreversible el proceso, y esta visita podría resultar crucial en ese intento. No obstante, aún persisten dos de los obstáculos mayores: el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto a la isla en 1961 por Estados Unidos; y la ocupación ilegal de una parte de la bahía de Guantánamo y territorios aledaños, legado de un tratado firmado bajo presión en 1903.

(Tomado de Trabajadores.cu)