“Lo que debemos ver en la Cumbre de las Américas”

Por Evelio Salgado Betancourt
La próxima cumbre de las Américas está generando grandes expectativas para los medios de comunicación internacionales y una de las causas de este foco de atención no es otro que el del vaticinado encuentro entre los presidentes Raúl Castro, de Cuba, y Barack Obama, de Estados Unidos. Sin lugar a dudas, ello debería impactar positivamente en la imagen de EE.UU en el continente latinoamericano, donde su hostilidad hacia la isla es vista como una política estancada en los años de guerra fría.
Es por ello que Roberta Jacobson, Subsecretaria de Estado ha declarado durante su reciente estancia en La Habana que les gustaría llegar al cónclave con la apertura de una embajada en la capital cubana. De lograrse lo mencionado por la Jacobson, el mandatario norteamericano podría exhibir en la reunión de Panamá un resultado diplomático de alto vuelo, el cual muchos catalogan que será el gran legado histórico de su gestión en la Casa Blanca en materia de política exterior.
Pocos hablan, sin embargo, del papel que ha jugado el Secretario de Estado John Kerry en el cambio de política hacia Cuba, de quien se dice que desde su época de senador se oponía al bloqueo financiero económico y comercial de Washington a la isla. Es claro que la figura de Kerry también llegaría fortalecida al encuentro de Presidentes de las Américas, marcando una diferencia con un icono deplorable del Departamento de Estado para los latinoamericanos: Henry Kissinger. A este último se le repudia en América Latina por su probado apoyo al dictador Augusto Pinochet y por la implementación de la Operación Cóndor, entre otros crímenes de lesa humanidad.
Además de lo enunciado más arriba, respecto al cambio de política hacia Cuba, hace unos días, el Gobierno de EEUU incluyó entre las acciones de su cambio de políticas, sumarse a las conversaciones de paz del gobierno colombiano-y las FARC-EP.
Se dibujaba en mi criterio, un panorama halagüeño para Estados Unidos en la venidera cita presidencial de Ciudad Panamá, pero han cometido una torpeza garrafal: “Declarar a Venezuela una amenaza para la seguridad de Estados Unidos”. Con ello, echan por tierra todo lo que intentan enmendar con Cuba y América Latina. Pareciera que volvimos a los tiempos de George W. Bush y Condoleezza Rice, cuya ejecutoria diplomática procreó enemigos para Estados Unidos en todo el orbe.
Vaticino que en la Cumbre habrá una nueva sublevación de América Latina como ocurrió en Puerto España en el 2009, en este caso para defender a Venezuela de la injerencia yanqui.
El gobierno de Caracas cuenta con un masivo apoyo continental, que va desde el ALBA a UNASUR, incluyendo a CARICOM y la CELAC. Por otra parte, Nicolás Maduro demuestra que no es hombre que se deja intimidar en aras de defender el legado antiimperialista de Hugo Chávez hasta las últimas consecuencias.
Obama y Kerry, desafortunadamente han dado un paso adelante y dos atrás en su relación con un continente que no olvida invasiones, bloqueos, amenazas y golpes de estado impuestos desde Washington.
Estimo que escucharemos de Maduro un encendido discurso antiimperialista, y quién sabe si vuelva a parafrasear a Chávez en ONU cuando dijo: “Huele a azufre en este recinto”. Sí tengo la certeza, de que recibirá uno de los aplausos más cerrados que se hayan visto en las Cumbres de las Américas. Ha surgido así un nuevo foco de atención y tensión en esta reunión hemisférica que augura un chasco político para Washington.
Solo faltan unos días para el evento, ojalá que por el bien de la paz y del propio Estados Unidos, Obama y Kerry rectifiquen su política hacia Venezuela. No soy muy optimista, tratar a Cuba sobre la base del respeto a la soberanía les tomó a los mandatarios y Secretarios de Estado estadounidenses más de 50 años.