Las TIC no vienen a resolver “per se” ninguno de los problemas que enfrentamos en nuestros países
Durante la sesión, se ha descrito con datos impactantes el desequilibrio en los niveles de acceso y en la calidad de conexión entre los países del mundo, entre el norte y el sur global, y entre el norte y el sur a lo interno de nuestros países. No obstante, también se han presentado proyectos muy interesantes de nuestros países latinoamericanos que muestran un crecimiento en materia de dotación tecnológica, conectividad, penetración telefónica y de banda ancha en nuestra área geográfica. Todo bien hasta el momento, como es común en otros eventos relacionados con las Tecnologías de la información y el Conocimiento o de la Sociedad de la Información o del Conocimiento según convenga a los gestores del evento.
Pero como nos han convocado a la discusión y análisis de los nuevos escenarios de la comunicación política en el ámbito digital y conociendo a gran parte de los asistentes por su compromiso social, unos desde su activismo popular y otros desde sus funciones gubernamentales, es elemental que ya nos hemos movido a un reconocimiento de que no todo es perfecto y de que no solo se trata de que si la brecha digital es solo otra cara de las tantas brechas que fragmentan nuestros países y que “conectarse y comunicarse” no solo es un derecho que debe ser respetado por los gobiernos y sus políticas públicas.
Las intervenciones que me antecedieron describen muy bien los peligros a los que nos enfrentamos los que queremos un mundo mejor y como las tecnologías son usadas para intentar socavar proceso democráticos y sociales que se dan en América, o para incriminar a países como Rusia y China en acciones de la llamada ciberguerra y como internet se convierte en la principal arma para fortalecer la hegemonía económica, social y cultural del Norte y de los países desarrollados sobre el resto del mundo.
Entonces, en nuestras intervenciones, nos referimos a la necesidad de la presencia de los movimientos sociales y en especial de los ciudadanos en las redes sociales y en general en Internet, a partir de su participación en el diálogo, un consumos critico y responsable de estas tecnologías y sobre la importancia de la generación de contenidos desde nuestras culturas, idiosincrasia y visión del mundo como respuesta contrahegemónica a la imposición de un pensamiento único, colonizador desde el norte y por lo general en inglés. Somos conscientes de que vivimos en un mundo dónde la calidad de la información que recibimos y nuestra capacidad de interpretarla influye en gran manera sobre nuestras elecciones y acciones, incluyendo nuestra capacidad para disfrutar nuestras libertades fundamentales, nuestra auto-determinación y nuestro desarrollo como países y como individuos.
Por ello quiero referirme a otra arista del mismo problema: el papel de la educación en estos procesos.
Por todos es conocido que las TIC no vienen a resolver “per se” ninguno de los problemas que enfrentamos en nuestros países del Sur. No podemos pretender que nuestros pueblos participen en las redes sociales, en Internet, sino participa en la vida real, si no los enseñamos a participar desde nuestros movimientos sociales y desde nuestros sistemas educativos. No podemos pretender que nuestros ciudadanos del Sur se conviertan en generadores de contenidos para las redes sociales e internet si ni siquiera los hemos enseñando a decodificar los símbolos, mensajes y medios a los que está expuesto cotidianamente.
Ya a los que no somos nativos digitales la vida nos ha obligado a aprender, con sangre y en el camino, a cómo enfrentarnos a esta realidad, pero nuestros niños y jóvenes no tiene por qué pasarle lo mismo. Por eso quiero llamar la atención de que debemos ocuparnos de que cada proyecto que se presente a nivel gubernamental o de agencia social debe considerar la necesidad de que la renovación tecnológica, tiene que ser acompañada inevitablemente de una renovación pedagógica y didáctica que garantice una verdadera revolución ciudadana.
Esta transformación pedagógica al menos tiene que darse en tres áreas:
La primera es la renovación curricular que incluye la mirada de los contenidos asociados a la enseñanza de la informática como objeto de estudio, que debe trascender de la mirada instrumental de la informática y la mera enseñanza de herramientas para sacarle provecho al equipamiento: Hoy básicamente enseñamos office, hojas de cálculo, presentaciones electrónicas, implementación de páginas web pero lo que se necesita es que nuestros sistemas educativos se comprometan con la educación informacional, audiovisual, digital y tecnológica de nuestros niños y jóvenes que los prepare, desde una formación política a la que también tiene que contribuir la escuela, pero los pondrá en mejores condiciones para una participación responsable y ética en las redes sociales e internet o en cualquiera de las transformaciones que depare el futuro y el desarrollo de estas tecnologías.
Una segunda renovación se tiene que dar en los métodos y didácticas que se emplean en nuestros sistemas educativos. No podemos pretender ciudadanos participativos, interactivos, creativos en una escuela que no les permita participar, interactuar y crear. Las TIC en la escuela por si misma no crea participación, dialogo e interactividad. Por el contrario, una escuela con un sistema “bancario” o metodologías “bancarias” ; a decir de Paulo Freire; con la introducción de las TIC, solo va a reproducir sus métodos bancarios, enajenantes.
Simplemente ahora en vez de un profesor “maltratar a solo 20 alumnos en su salón, ahora con la educación a distancia maltratará a los 70 u 80 alumnos que tendrá en su curso on line. Países verdaderamente democráticos, revoluciones sociales participativas, revoluciones ciudadanas, reflejadas como tal en las redes sociales e internet, necesitan sistemas educativos democráticos, participativos. Necesitamos escuelas dotadas de tecnologías y conectividad pero sobre todo, renovadas pedagógica y metodológicamente. Sino, estamos echando vino nuevo en odre viejo.
La tercera renovación se tiene que dar en la formación inicial y superación permanente de los docentes, lo cual debe partir de garantizar acciones de acceso de los docentes al equipamiento y la conectividad y por supuesto de una renovación curricular en estos procesos.
Hoy la misión de nuestros proyectos sociales de izquierda, de nuestras revoluciones ciudadanas participativas no es seguirle la corriente a la competencia “estadística” de cantidades de equipamiento, de niveles de conectividad y de ancho de banda. Esto es una guerra ideológica, política, simbólica y cultural que solo podremos ganarla con conciencia ciudadana, con educación revolucionaria, con metodologías cercana a los nuevos tiempos y a los nuevos códigos de comunicación de los ciudadanos que se enfrentan todo el tiempo a nuevos medios y tecnologías.
Tomado de Ventana política