La #ONU, #Trump y el bloqueo contra #Cuba
Por Ana Hernández Hernández (*)
El segmento de alto nivel de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unida (ONU) finaliza este lunes tras intensas jornadas, donde de manera muy puntual ya la inmensa mayoría de las naciones del mundo han reclamado el fin del bloqueo yanqui contra Cuba, engendro genocida e inhumano que cuenta más de 55 años.
La obsoleta política de Washington hacia La Habana recibió sus contundentes cachetadas con el verbo certero y claro de más de 30 naciones, sin embargo no será precisamente hasta el próximo primero de noviembre cuando quedará registrada para la historia otra soberana derrota para el gobierno encabezado por el multimillonario, Donald Trump, quien aseguró el recrudecimiento de esa brutal política para con la mayor de Las Antillas.
El discurso autoritario y grotesco de Trump, no solo contra Cuba, evidenció una vez más la falta de conocimientos de la historia, de la ética y hasta del sentido común, aunque era de esperar y no puede en lo más mínimo causar sorpresa su actitud, pues se trata de un personaje que para él la ONU, y muy puntualmente, la Asamblea General, su instancia más representativa y democrática, son un círculo para “pasarla bien” e instituciones de poca importancia para sus ambiciones.
En esa jornada, la del próximo primero de noviembre, Cuba presentará ante la Asamblea General de la ONU, por vigésimo sexto año consecutivo, el proyecto de resolución titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, el que siempre ha sido aprobado por amplia mayoría, y en cada corazón de cubano late la esperanza de que esta vez será similar, y una vez más el mundo votará por la justicia.
El adelanto de lo que ocurrirá ese día en la ONU ya lo ofrecieron múltiples delegaciones, al considerar en sus intervenciones, la necesidad de eliminar el bloqueo, por injusto, criminal y constituir la mayor violación de los derechos humanos cometida en el último siglo en América Latina.
Ante semejantes argumentos, el gobierno de Estados Unidos queda sin autoridad moral para juzgar a Cuba en materia de derechos humanos, y tratar de imponer condiciones en aras de estabilizar relaciones, estos son otros elementos que el magnate inquilino de la Casa Blanca desconoce: Cuba no negocia sus principios , ni permite que nadie le diga lo que hay que hacer, el destino del pueblo lo decide este pueblo, y ha estado bien claro que cada paso en el proceso de deshielo entre ambas naciones puede seguir, pero con el respeto mutuo como nación libre y soberana.
A Trump, que poco le interesa la ONU y su Asamblea General, ya tendrá noticias de lo que el mundo piensa con respecto al bloqueo, esa política extraterritorial de la era de las cavernas y que también afecta a los propios estadounidenses, obstaculizando un elemental derecho humano que es la libertad de viajar.
Pero bueno, al millonario Donald Trump poco le importan los principios más elementales del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, especialmente el que establece la igualdad soberana de todos sus miembros. Hasta ahora lo que ha demostrado es interesarle, sus intereses privativos y los de un puñado no menos sietemesinos que él.
(*) Periodista cubana y colaboradora de Pensando Américas