La mala memoria
Por: Manuel Valdés Cruz
Todo parece indicar que la falta de memoria es un mal generalizado en Estados Unidos, o no se quiere decir la verdad. Así ocurre en «el país de las maravillas», sobre todo, si se trata del asesinato de un afroamericano a manos de un policía blanco, como sucedió hace varios días en el estado de Minnesota.
En abril de 1992, varios policías golpearon a Rodney King. El suceso fue grabado y difundido por diferentes vías, lo que levantó una ola de protestas que aumentó cuando se supo que los policías fueron exonerados de cargos.
Las marchas se convirtieron en batallas campales entre policías y manifestantes. La solución, igual que hoy, fue la represión brutal, con saldo de 55 muertos, 2 000 heridos, 10 000 comercios destruidos y mil millones de dólares en daños; se movilizaron 6 500 agentes del orden y 5 600 soldados de la Guardia Nacional.
El reverendo Jesse Jackson calificó el levantamiento como La ira de los humillados, la misma razón que mueve las protestas ahora, en un país donde las desigualdades son reflejos de una crisis sistémica.
Las manifestaciones por el asesinato de George Floyd, y más recientemente por la muerte de Rayshard Brooks y Robert Fuller, en Atlanta y Los Ángeles, respectivamente, hacen brotar las agudas contradicciones de la sociedad estadounindense, donde el desempleo alcanza el 14 %, las garantías sociales, sobre todo las correspondientes a la protección de los ciudadanos, han desaparecido o se privatizan, y la minoría multiplica sus riquezas mientras aumenta la pobreza de las mayorías.
El país de los sueños es una nación donde la violencia esta instrumentada al permitir el uso indiscriminado de las armas, donde la ley es solo la del más fuerte.
Minnesota y la COVID-19 en EE.UU., son una leve chispa, reflejo de la descomposición de aquel neoliberalismo que Fukuyama nos pintó como el fin de la historia. Dice el refrán que la mentira tiene patas cortas. Todos los días,en las calles del Norte, se valida esta verdad.
(Tomado de Granma)