Por: Antonio Rodríguez Salvador
Esta libertad única en el mundo: la de un pequeño país que no se subordina a los intereses de nadie, que mira al frente en una ruta trazada por sí mismo
Como nos enseñaron Céspedes y sus hombres en 1868: apenas con las bravezas del pecho, unas pocas armas y la decisión de quitárselas a un enemigo miles de veces más poderoso. Y tras el inicial y duro tropiezo, aquella convicción de Céspedes: Nos quedan 12 hombres, bastan para la libertad de Cuba.