En 2009, un alto funcionario contestó en una conferencia de prensa que esperaba que a la decisión del nuevo presidente estadounidense de cerrar la cárcel de Guantánamo le siguiera la de cerrar la base. De entonces a la fecha ha llovido bastante, y el tema sigue sobre la mesa.
Lo que dijo tenía toda la lógica del mundo. El territorio que Estados Unidos ha mantenido ocupado, por más de un siglo, en la bahía de Guantánamo, realmente no lo necesita para su seguridad y su defensa.